Clases de Economía (II). La inflación, 1ª parte. Definición y características de este concepto económico. Casos históricos. Historia de la inflación (trueque y metales preciosos). La inflación en términos biológicos y etológicos. Falacias económicas (IV). Desmentido de las falacias más básicas que sobre el concepto de inflación se dicen.

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Índice de contenidos (consejo: id abriendo cada apartado, por orden, en «pestañas nuevas» para facilitar la lectura).

0. Introducción.

1. Definición de inflación.

2. Explicando el concepto de inflación.

2.1. Una visión general.

2.2. Reflexiones sobre por qué unas cosas acaban valiendo más que otras para nosotros, que es la base de la inflación.

3. Casos históricos de inflación.

3.1.Ejemplo de inflación en una sociedad agrícola en los inicios de la civilización (Egipto faraónico).

3.2. Ejemplo de inflación en una sociedad de la Edad de Piedra.

3.3. Ejemplo de inflación en una nación que empleaba dinero-concha. Imperio de Monomotapa.

3.4. Ejemplo de inflación en sociedades que empleaban dinero basado en metales preciosos (Roma).

3.5. Inflación en el reinado del rey francés Felipe IV (1285-1314).

3.6. Inflación en la política monetaria de Alfonso X «el Sabio» (1252-1284).

3.7. La devaluación en monedas de metal. Apuntes numismáticos.

3.8. Menciones a la inflación en la Biblia.

3.9. La inflación con la expansión colonial europea: el Imperio español (Guanajuato y Potosí, siglo XVI).

3.10. La inflación con la expansión colonial europea: el Imperio portugués (Minas Gerais, siglo XVII).

3.11. La «fiebre del oro» californiana (1848-1864).

3.12. Puntualizaciones al concepto de inflación: relación entre presencia monetaria y actividad económica.

4. Conclusiones y reflexiones sobre el concepto de inflación. Desmentidos de falacias sobre la inflación.

4.1. Falacia: “La inflación no existe.”

4.2. Falacia: “La inflación no es un hecho natural, sino artificial.”

4.3. Falacia: “La inflación sólo se ha dado desde la aparición del dinero-papel. Con el oro y con el trueque no se daba la inflación.”

4.4. Falacia: “La inflación no tiene por qué existir, y si se quisiera, se podría eliminar por completo.”

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0. Introducción.

Hola a todos.

Retomo la serie de artículos “monográficos” dedicados a explicar conceptos económicos en un lenguaje sencillo para el público no entendido en la materia.

Como observo en los mensajes del privado que es uno de los conceptos por los que más me preguntáis, vamos a hablar de la inflación, ese monstruo maligno, malevolente y malvado que acecha en las pesadillas de todos los economistas de todas las corrientes de pensamiento económico de todo el mundo… y que es capaz de ponernos a todos como espartanos con lanzas tras su muro de escudos para combatirla.

Y ya que estamos hablando sobre inflación en esta humilde página web que es la de un economista científico, escéptico y debunker, aprovecharé el “viaje” para desmitificar y desmentir numerosas mentiras y falacias que sobre este concepto se propagan por internet y que mucho ignorante y/o crédulo se ha creído a pies juntillas sin comprobarlas previamente como es su obligación. Haré especial hincapié en desmentir las falacias económicas que sobre la inflación dicen numerosos ultraliberales (como, ¡oh, sí! los “austríacos”, mis “víctimas favoritas”), conspiranoicos y radicales varios.

Mi objetivo no es otro que lograr que comprendáis el concepto de inflación (aunque sea a un nivel muy básico), que entendáis cuán peligrosa es… y que logréis distinguir verdades y mentiras cuando os hablen sobre ella.

Es un concepto muy denso, complejo y con muchas ramificaciones. Le dedicaré más de un artículo para profundizar en él (seguramente una serie propia). Y este artículo va a ser muy largo. Leedlo despacito, bien y, si hace falta, en varias veces. Advertidos estáis.

¿De acuerdo? Pues vamos al lío.

Antes que nada, por supuesto, unas cuantas definiciones del término.

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1. Definición de inflación.

inflación.

(Del lat. inflatĭo, -ōnis).

1. f. Acción y efecto de inflar.

2. f. Engreimiento y vanidad.

3. f. Abundancia excesiva. Hoy existe una gran inflación de títulos universitarios.

4. f. Econ. Elevación notable del nivel de precios con efectos desfavorables para la economía de un país.

http://buscon.rae.es/draeI/

Bueno, ésas son las acepciones que da el DRAE (Diccionario de la Real Academia Española) y, como podéis ver, son bastante “generalistas”, aunque adecuadas.

Varias cosas a tener en cuenta…

1) Quiero que os quedéis especialmente con esa palabra de la primera acepción… “inflar”.

2) Como podéis observar, la palabra proviene del latín, la lengua de los antiguos romanos. Es decir, que el concepto era ya más que conocido desde tiempos muy antiguos. A lo largo del artículo veremos ejemplos de cómo la inflación afectó a diversas sociedades humanas de diferentes épocas y de muchas formas.

3) La palabra tiene su uso en el lenguaje cotidiano como… “abundancia excesiva”. Ése es el significado básico que más nos interesa.

4) Pero ya casi nadie utiliza esa palabra, “inflación”, para referirse a cosas como la “inflación de un tobillo” o “de un globo”. Para eso utilizamos más bien palabras como “inflamiento” o expresiones como “el inflado del globo aerostático”, etc., aunque sean lingüísticamente más incorrectas o menos apropiadas. Hoy en día, la palabra “inflación” la utilizamos principalmente con el último significado que le da el diccionario… y que, como el propio diccionario menciona, es un concepto económico.

4. f. Econ. Elevación notable del nivel de precios con efectos desfavorables para la economía de un país.

La palabra, que empezó teniendo un significado muy, muy amplio, ha quedado asociada en el lenguaje popular a un significado que en principio era muy, muy específico.

Hoy día, cuando hablamos de “inflación” en el lenguaje cotidiano, nos referimos principalmente al aumento de precios.

Titular sobre la inflación en Reino Unido en el «Financial Times» (24 de marzo de 2009).

Pasemos a ver ahora unas cuantas definiciones más técnicas.

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Inflación es el crecimiento continuo y generalizado de los precios de los bienes y servicios y factores productivos de una economía a lo largo del tiempo. Otras definiciones la explican como el movimiento persistente al alza del nivel general de precios o disminución del poder adquisitivo del dinero.

http://www.econlink.com.ar/definicion/inflacion.shtml

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Generalmente se entiende por inflación el «incremento en el nivel general de precios» (Case, p.179), o sea que la mayoría de los precios de los bienes y servicios disponibles en la economía empiezan a crecer en forma simultánea. La inflación implica por ende una pérdida en el poder de compra del dinero, es decir, las personas cada vez podrían comprar menos con sus ingresos, ya que en períodos de inflación los precios de los bienes y servicios crecen a una tasa superior a la de los salarios.

http://www.elprisma.com/apuntes/economia/inflacionconcepto/

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La inflación consiste en el crecimiento generalizado y continuo de los precios de los bienes, servicios y factores productivos de un país. La inflación implica por tanto la reducción de la capacidad adquisitiva del dinero.

http://www.eumed.net/cursecon/13/13-1.htm

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La inflación es el aumento generalizado del nivel de precios en los productos, bienes y servicios del mercado.

Para las ciencias económicas, la inflación es el período en la economía de una nación o país en el que se percibe un aumento sostenido y abarcativo de los precios y costos de bienes y servicios en detrimento del poder adquisitivo del consumidor.

http://www.definicionabc.com/economia/inflacion.php

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Es un proceso de elevación continuada y sostenida del nivel general de precios en una economía, o lo que es lo mismo un descenso continuado en el valor del dinero. El dinero pierde valor cuando con el no se pude comprar la misma cantidad de bienes que con anterioridad.

La definición más usual de inflación nos dice que inflación es el crecimiento continuo y generalizado de los precios de los bienes y servicios existentes en una economía. Otras definiciones la explican como el movimiento persistente al alza del nivel general de precios o disminución del poder adquisitivo del dinero.

http://www.monografias.com/trabajos37/hiperinflacion/hiperinflacion.shtml

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2. Explicando el concepto de inflación.

Bueno, como habéis podido leer, podemos reducir las características de este concepto de «inflación» centrándonos en las que se repiten a lo largo y ancho de las muchas definiciones que existen.

La inflación es:

-Una subida, un incremento, un “inflado”…

general

-de los precios y/o de la cantidad de dinero presente…

-en la economía de una sociedad (como la población de un país o de una región).

-…a lo largo de un periodo de tiempo (cualquiera, normalmente se mide mensual o anualmente).

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Empecemos con lo más, más, más básico y luego profundizaremos, para no marearos.

La idea con la que, de momento, tenéis que quedaros es que la inflación es un “inflamiento” o subida generalizada (esto es, mayoritario y/o relevante) de los precios de las cosas en una sociedad cualquiera debido principalmente (hay más causas, ya las veremos) a que hay mucho dinero en circulación. Cualquier tipo de dinero que estemos utilizando. Los motivos por los que aumenta el dinero en circulación son muchos y muy variados, ya los veremos.

En realidad la inflación, en términos económicos, puede ser tanto un aumento de los precios (inflación de precios) como un aumento de la cantidad de dinero circulante (inflación monetaria).

Pero, cuando se habla de la inflación, a secas, en términos económicos, el término suele referirse por defecto al aumento de precios. Quiero que sepáis que existen esas diferencias pero primero lo primero.

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2.1. Una visión general.

Cuando, por los motivos que sean (y que ya veremos más adelante) los precios suben, cada unidad monetaria es capaz de comprar cada vez menos y menos bienes y servicios. Es a eso cuando los economistas se refieren con el término de pérdida de poder adquisitivo.

Esto es, la moneda (unidad contable de intercambio aceptado entre los miembros de una sociedad que cumpla la función de almacenamiento y transmisión de valores) que estemos utilizando es menos capaz de adquirir cosas (es una pérdida de valor real de la unidad de medio de intercambio de la economía).

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Como os habréis mareado, vamos a verlo mejor con unos ejemplos…

a) Si en una sociedad tribal una cabaña o una casa la puedo cambiar por treinta ovejas en un año, y al año siguiente me exigen por la casa cuarenta ovejas puedo decir: «la casa ha subido de precio con respecto a las ovejas» o «las ovejas han bajado de precio con respecto a la casa». Las dos formas de decirlo son correctas en términos económicos.

b) Imaginaos que compro un automóvil en el año 2000. Su precio es de 7000 €. El mismo e idéntico automóvil, en el año 2001 vale 8000 €.

¿Qué ha sucedido ahí? Muchos diríais que “el automóvil ha subido de precio”, ¿verdad? Diríais que el automóvil, el producto, vale más.

Pues miradlo de esta otra forma: por la misma cantidad de automóviles, he de entregar más cantidad de dinero. Es decir, el dinero vale menos en 2001 que en 2000… con respecto al automóvil.

c) Si en la Edad Media se vende un caballo por una moneda de oro un año y al siguiente año ese mismo caballo (o uno similar) se vende por dos monedas de oro, no tiene que ser necesariamente que 1) el caballo haya subido de precio… puede ser que 2) sea el oro el que valga menos.

En el caso 1), si decimos que el caballo ha subido de precio lo más seguro es que sea porque ahora se perciba más valioso al caballo con respecto al oro…

…y en el caso 2) se perciba que es el oro el que vale menos con respecto a los caballos.

d) Quiero que lo veáis claro sin duda alguna: si un cuaderno se vende por un euro un año y a dos euros el año siguiente puede ser que haya subido de precio el cuaderno o que los euros valgan menos.

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La cuestión es que, ahora, algo vale más con respecto a otra cosa.

Normalmente medimos esa relación del valor en precio de un producto con respecto a aquello que consideremos unidad monetaria de intercambio.

En el caso a) las ovejas normalmente son lo que constituyen la unidad de referencia, en el b) y en el d) los euros (billetes y monedas), y en el c) el oro.

Y, como todos (o la inmensa mayoría de) los miembros de la sociedad sabemos y aceptamos eso, es por lo que nos limitamos a decir «las cosas han subido de precio» y punto, en vez de terminar la frase y decir: «las cosas han subido de precio con respecto al dinero».

Así es, no decimos nunca «han subido… con respecto al dinero» (porque se sobreentiende) independientemente de que lo que haya sucedido en la economía es que ha bajado el valor del dinero. En la práctica y en el día a día, las dos cosas son lo mismo: las cosas valen más dinero. Es mucho más normal decir que son las cosas las que suben de precio que decir que el dinero ha bajado de precio o valor.

Eso último, normalmente, sólo se le oye a los economistas, que son los que hacen esa distinción (por motivos que ya veremos en otros artículos). Y casi nunca decimos «el dinero ha bajado de valor o de precio con respecto a las cosas» (eso sólo lo decimos los economistas cuando queremos dejar claro si son «las cosas» -bienes y servicios- las que valen más o si es el dinero el que vale menos, para poder «rastrear» de dónde viene el problema, ya que para intentar controlar la inflación no se suelen emplear las mismas soluciones si son las cosas las que valen más o si es el dinero el que vale menos). Pero…

…el resultado es el mismo: suben los precios.

«Algo» vale más ahora con respecto a otro «algo» que antes.

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Obviamente, si suben sólo los precios de los automóviles, o de los cuadernos, o de los caballos o de las casas, eso sólo no es una subida de precios lo suficientemente significativa como para considerarlo una inflación general, y sería mucho más correcto decir que el automóvil, cuaderno, casa o caballo vale más que decir que el dinero vale menos (sería una inflación del precio de los automóviles, cuadernos, casas o caballos… no una inflación monetaria general). El problema es cuando suben de precio no sólo los automóviles, los cuadernos, las casas o los caballos sino también el pan, la factura del agua o de la electricidad, la gasolina, la vivienda, el billete de autobús, etc.

Ahí es donde está el meollo de la cuestión… el problema serio de verdad viene cuando suben los precios de las cosas en general… o el de las cosas más significativas para nuestra vida cotidiana. Para mí, que soy un trabajador normal y corriente, el que suba el precio de los yates de lujo, me importará un comino. Eso afecta a un sector muy, muy minoritario de gente que utiliza ese producto. El problema es cuando suben las cosas que utilizamos todos (ricos y pobres) como la comida, el agua, los combustibles, etc.

Ahí es donde tenemos de verdad el «problemón» y es a lo que se refiere la inflación en su concepto más conocido… que con la misma cantidad de dinero («cosa» de referencia y medio de intercambio), puedo comprar menos cosas que en un periodo anterior (especialmente las más importantes o relevantes para nosotros).

Es por eso que la medida principal de la inflación es la tasa de inflación, un porcentaje que se suele medir anualmente y donde quedan reflejados los cambios de una serie de productos (“cesta de compra”) lo más relevantes para todos nosotros en el Índice de Precios al Consumo (IPC) a lo largo del tiempo.

http://es.mimi.hu/economia/tasa_de_inflacion.html

http://www.ine.es/daco/ipc.htm

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Los efectos de la inflación a lo largo del tiempo son muchos y muy variados, y pueden ser positivos y negativos pero, en líneas generales, son más negativos, especialmente cuanto más alta sea la inflación (hay varios grados: deflación, inflación galopante, hiperinflación…). Básicamente, supone una merma o pérdida del valor de la moneda (la moneda vale menos con respecto a un momento anterior y puedo comprar menos cosas con ella), crea incertidumbre, quita las ganas de comprar o de invertir e incluso puede causar escasez de determinados productos (principalmente los más valiosos de por sí mismos, como la energía o los alimentos) porque la gente se pone a acapararlos al considerarlos más valiosos que el dinero que no para de devaluarse (perder valor).

El concepto de inflación está lo suficientemente asentado como para que la mayoría de los economistas más serios coincidan (los radicales siempre están en desacuerdo en algo, aunque sea una gilipollez) en que la inflación está causada por un excesivo crecimiento de la oferta de dinero. Esto es, que la inflación está causada principalmente porque hay más dinero presente que “actividad económica para respaldar esa presencia de dinero”. Ahora bien, el QUÉ causa ese aumento de dinero (o una bajada de actividad económica con respecto al dinero presente, que también puede ser por ese lado) ya sí es motivo de debate. Pero, como veréis en siguientes artículos, suelen ser diferencias de concepto. Hoy en día ya sabemos de sobra qué es lo que causa que haya más dinero presente que “economía presente”.

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Repetimos:

El consenso es que un periodo largo de inflación (subida de precios) es causado principalmente porque la oferta o suministro de dinero crece más rápidamente que el crecimiento económico. Porque «hay más dinero que actividad económica» (o «menos actividad económica que dinero»).

Como veo que quizás os hayáis quedado un poco inseguros con tanta definición seca y tanto argumento, veremos en el apartado 3 unos cuantos casos históricos de inflación que os sirvan de ejemplos ilustrativos.

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2.2. Pero antes, vamos a hablar y reflexionar sobre por qué unas cosas acaban valiendo más que otras para nosotros, que es la base de la inflación.

Vamos a poner un ejemplo general que sirva de base. ¿Por qué una cosa es más valiosa o pasa a valer más o menos con respecto a otra? Principalmente, por lo abundante o escasa que sea (está más disponible, más accesible, se puede obtener más fácilmente…). A más abundante, menos valor, en líneas generales.

Si yo tengo un caballo y decido ponerlo a la venta…

¿Cuántos diamantes de 3 gramos de peso puedo pedir por él?

¿Cuántos granos de trigo de 3 gramos de peso puedo pedir por él?

Muchos responderéis cantidades diversas, pero a buen seguro que me ofreceríais menos cantidad de diamantes por el caballo que cantidad de granos de trigo. ¿Por qué es eso así? Porque todos percibimos que, a igual cantidad de materia, el diamante vale más que el cereal. ¿Y, por qué es eso así? Porque un diamante es más escaso y difícil de conseguir que un grano de trigo, que es más abundante y está más disponible.

En eso se basa el concepto de inflación.

-Hacen falta muchos más granos de trigo de tres gramos que diamantes de tres gramos para adquirir el caballo. Hay que «inflar» más la cantidad de ese producto, el trigo, para conseguir el caballo.

-Si, por lo que sea, se percibe más valioso al caballo o menos valioso al trigo, habrá que dar más cantidad de granos de trigo por el caballo: habrá que «inflar» más la cantidad de trigo a entregar por el mismo número de caballos.

-Si, por lo que sea, se percibe más valioso al caballo o menos valioso al diamante, habrá que dar más cantidad de diamantes por el caballo: habrá que «inflar» más la cantidad de diamantes a entregar por el mismo número de caballos.

-El precio del caballo, en suma, se ha «inflado».

Como podéis notar, estoy diciendo que “percibimos” o consideramos que vale más… no estoy diciendo que el diamante sea más útil «de por sí» que el cereal. A ese respecto, seguro que todos me diríais que el cereal es más útil «de por sí» porque es comida y es más útil para la supervivencia del humano que lo utiliza como dinero.

Pero esa utilidad es cuando hablamos de números absolutos, la utilidad total. A nosotros nos suelen interesar más las unidades «sueltas», la utilidad marginal. A ver si así lo véis más claro:

Asignadle un valor a todos los diamantes del mundo.

Asignadle un valor a todo el trigo del mundo.

Seguro que valoráis más todo el trigo del mundo que todos los diamantes del mundo.

Dividid el valor total de los diamantes por gramos de diamantes existentes.

Dividid el valor total del trigo entre todos los gramos de trigo existentes.

El gramo de trigo vale menos que el gramo de diamante.

Seguro que sale eso.

Porque, aunque el valor total de los diamantes sea más bajo que el valor total de trigo, como los diamantes son TAN escasos, nos sale que cada unidad de diamante vale más que la misma unidad de trigo (siendo las dos unidades las mismas en cantidad de materia).

Ya lo vimos cuando hablamos del concepto de utilidad en Economía.

Un repaso…

Voy a reflejarlo más radicalmente para que veáis más clara la relación entre abundancia (o escasez) y valor.

El resto de seres vivos funciona de una forma distinta a los humanos respecto a la percepción del valor y de la utilidad, ya que somos más complejos y los animales y plantas se guían más por los llamados popularmente «instintos» y por aquello que garantiza su supervivencia, pero no es una percepción muy distinta en concepto, y es una cuestión que estudia la Etología (ciencia del estudio del comportamiento de los seres vivos).

Tigre de Bengala.

-Imaginaos a un tigre en una jungla donde sólo hay una gacela en un momento dado. El tigre come gacelas. ¿Cuán valiosa es esa gacela para el tigre? Terriblemente valiosa porque con ella se va a alimentar. Sólo tiene esa fuente de alimento cerca. Y es una cantidad muuuy escasa de alimento.

-Imaginaos que en esa jungla hay doce gacelas. ¿Cuán valiosa es la primera gacela para el tigre? Terriblemente valiosa, porque con ella se va a alimentar. Pero… ¿y la segunda? Menos que con respecto a la primera, que es de la que se ha alimentado, seguramente también la cace si tiene hambre. ¿Y la tercera? Menos que con respecto a la primera… y a la segunda, seguro que ya está saciado y no la cazará. La primera gacela es la más importante a título individual, la segunda es valiosa y, a partir de ahí, el tigre deja de valorarlas… por el momento, hasta que vuelva a tener hambre. Pero incluso aunque vuelva a tener hambre, no serán valiosas para él todas las gacelas del mundo, sino las que pueda abarcar.

Lo que le importa y/o interesa a un ser vivo no es la utilidad total del trigo, del agua, de las gacelas o de los diamantes (normalmente suele ser inalcanzable para éste), sino la utilidad de cada unidad de trigo, agua, gacela o diamantes. La utilidad del trigo es de importancia vital para las personas (es un alimento y sin alimento no se puede vivir). Sin embargo… hay tanto trigo en el mundo que su valor unidad a unidad es baja respecto a otras cosas, como los diamantes.

Lo que importa en términos de valor es la abundancia del producto. Cuanto más abundante sea la presencia de ese producto (bien o servicio), tanto menos valor tiene para el ser vivo.

¿Y cómo percibe un etólogo, un biólogo o un economista el valor que un ser vivo le da a las cosas?

Porque el ser vivo modifica su conducta según sea escaso o abundante aquello ante lo que reacciona o no reacciona. Si hay muchas gacelas hay inflación de ellas: disminuye la actividad cazadora del tigre. Si no hay ni una gacela en su jungla, seguro que el tigre va a salir de ella  y a dedicar más tiempo a buscar (aumenta la actividad cazadora del tigre): hay inflación de caza. Por un lado está el producto (la gacela, el alimento)… y, por otro lado, otro producto… el trabajo (la caza).

Un tigre no se menea en busca de todas las gacelas del mundo (utilidad total). Se menea en busca de las unidades que le sirvan (utilidad marginal).

Extrapolad los resultados a los demás seres vivos: si es una planta y hay poca agua, la planta hará crecer más sus raíces en busca de ésta que si el agua fuera abundante, etc.

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Volviendo a los humanos… la utilidad de algo viene dada también y sobre todo porque lo aceptamos como valioso en nuestra sociedad, y eso tiene que ver con lo disponible y abundante que sea: aunque pueda ser vital para mí, el trigo me es menos valioso que el diamante… A fin de cuentas me acaba siendo más útil porque como los demás miembros de la sociedad me pueden dar mucho trigo por un gramo de diamante, en la práctica me garantiza «más supervivencia» el hecho de poseer más diamantes que granos de trigo. ¿Entendéis?

En líneas generales, lo más escaso es lo más valioso y es lo que, por norma, ha constituido la referencia a partir de la cual medir los precios de las demás cosas. Esa referencia es la «moneda», el dinero.

Me imagino que sabréis y si no os lo repito… los humanos no siempre hemos utilizado el mismo tipo o formato físico de dinero a lo largo de la Historia. La inflación (el aumento de precios, recordemos), se ha dado a lo largo de toda la Historia y con todos los tipos de moneda y dinero.

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3. Casos históricos de inflación.

3.1.Ejemplo de inflación en una sociedad agrícola en los inicios de la civilización (Egipto faraónico).

En una sociedad agrícola en los inicios de la civilización, como era el caso de los pueblos del Oriente Medio (sumerios, acadios, egipcios, etc.), la subida de precios podía afectarles en cualquier momento, ya que empleaban principalmente el trueque (de “trocar”, cambiar una cosa por otra) de mercancías como moneda (trigo, aceite, mineral en bruto o en lingotes, cabezas de ganado, etc.). Los egipcios y sumerios empleaban como medida monetaria aquellas cosas que más valor percibían tenían por sí mismas: la comida (el cereal, especialmente, que constituía la base de la comida por aquellos tiempos) y los metales (a partir de los cuales se podían elaborar armas y herramientas).

Recogida de la cosecha en el Antiguo Egipto. Frescos de Deir-el Medina.

¿Cómo subían los precios en estas civilizaciones? Pues ya os podéis figurar.

Imaginaos que el clima es bueno y que hay buenas cosechas y el ganado crece y prospera. Se produce una superabundancia de aquellos elementos que constituyen la moneda (o unidad de intercambio generalmente aceptada) de esa sociedad. Imaginaos que los egipcios producen una burrada de trigo y centeno en un año en concreto de buenas cosechas. Los precios de las cosas, que se fijan en cantidades de cereal (porque es lo que más se utiliza de intercambio para todo el mundo porque todo el mundo utiliza comida, tiene un uso reconocido y aceptado por y para todo el mundo), experimentarán una subida sí o sí. ¿Cómo?

Diez jarrones de cerámica están en el mercado a un saco de X cantidad de cereal. Si, de pronto, en un año, hay una cosecha gigantesca, va a haber mucha más gente disponible con sacos de cereales y va a haber, por tanto, mucha más gente dispuesta a comprar jarrones (o con capacidad para ello). Llega un momento en el que para el vendedor de los jarrones, el trigo vale menos porque es más abundante y fácil de obtener (lo tiene todo el mundo). Así que empieza a dar menos jarrones por saco de trigo o empieza a pedir por sus “packs” de diez jarrones… cosas que valgan más según él (por ejemplo, metal, o ganado)… o pide más trigo que antes para poder volver él a comprar cosas que antes estaban a un precio más bajo o simplemente pide más porque ve que, aunque suba, le van a seguir comprando… ya que todo el mundo tiene trigo y no se lo piensan mucho. En suma, el vendendor considera (y es cierto) que sus jarrones valen ahora más con respecto al trigo.

Y pone el precio en consecuencia.

Es una inflación de precios por el lado de la oferta (del que vende).

Imaginaos que la cosecha es desastrosa y se produce poquísimo cereal, que es la base de la comida y la base de las medidas de intercambio monetario. ¿Qué sucede ahora? Que el “suertudo” que va al mercado con uno de los escasos sacos de trigo puede (y, de hecho, casi seguro que lo va a hacer) exigir más jarrones por él… porque ahora, es él el que tiene la mercancía más valiosa.

Es una inflación de precios por el lado de la demanda (el que compra).

¿Entendéis?

En la abundancia o escasez de moneda (de aquello que utilicemos como moneda o dinero) es donde está la causa principal del aumento de precios en una sociedad.

En un sistema de trueque como el de la economía egipcia, todo es susceptible de ser utilizado como unidad de intercambio comercial (tanto jarrones como trigo son “moneda”) pero, obviamente, es más grave que los sacos de trigo sean escasos que no que sean escasos los jarrones. La abundancia o escasez del trigo es mucho más relevante para esa economía porque es lo que utilizan de medida de intercambio comúnmente aceptada. Los jarrones no son tan aceptados como medio de intercambio y, si bien es grave que suban de precio con respecto al trigo… no van a provocar en cascada una subida masiva de precios a nivel general como sí lo va a hacer el trigo. El trigo es “más moneda que el jarrón”. Es más «referencia» con respecto a la cual «se miden en valor» los demás productos de esa economía.

¿Os ha quedado claro?

Conclusión: que suba de precio cualquier bien o servicio en una economía puede hacer que suba todo lo demás, pero es más grave y más posible que lo haga el bien o servicio que más relevancia, importancia o difusión (lo que sea más “moneda” o unidad de intercambio) tenga en esa economía.

Fuente.

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3.2. Ejemplo de inflación en una sociedad de la Edad de Piedra.

Algunos pensaréis… Pero, ¿cómo se puede documentar el estudio de la inflación en una sociedad prehistórica si los cromañones y los neandertales ya no existen? Hombre, ellos no, pero sí que continúan existiendo sociedades que, cultural y tecnológicamente hablando, están en el Neolítico. Incluso hoy en día. Por ahí podemos establecer la comparativa. Y son casos muy, muy estudiados.

Los papúes, habitantes melanesios de la isla que hoy llamamos Papúa-Nueva Guinea, en el Pacífico, eran un pueblo compuesto por muy diversas tribus, la inmensa mayoría de ellas en un nivel tecnológico equivalente al Neolítico. No conocían más que el trueque de mercancías como medidas de intercambio entre ellos.

Y uno de los productos que más utilizaban en ese trueque eran… las hachas de piedra.

Fabricación tradicional del hacha papú de piedra.

Ese bien era uno de los productos más valiosos con los que se pudiera comerciar en esa sociedad, ya que era una de las herramientas básicas del trabajo del papú medio: servía para talar árboles, trabajar la madera, la construcción de sus casas, despejar el bosque, para la guerra (los papúes eran hasta hace poco muy belicosos) y usos más minoritarios como la caza y la artesanía y producción de otros bienes y útiles. Es decir, que dentro del trueque que empleaban, el hacha de cabeza de piedra (de tecnología neolítica) era vital y reconocida como muy valiosa.

Los colonizadores y exploradores europeos (principalmente holandeses, alemanes e ingleses) empezaron a llegar masivamente en el siglo XIX a la isla, si bien la habían estado visitando desde la llamada “Era de los Descubrimientos”. Y sucedió que, en sus contactos comerciales con los nativos, éstos últimos se fijaron en que las hachas de los europeos eran de mucha mejor calidad que las suyas. Y los europeos estaban encantados de cambiarlas por cosas que para los papúes no tenían aparentemente tanto valor: oro, maderas preciosas, gemas, otros minerales en bruto… Los papúes acabaron adquiriendo más y más de estas herramientas tan básicas para su sociedad y que eran mucho más resistentes, duraderas, eficaces, etc.

¿Consecuencias?

Muchas y muy graves.

Los papúes adquirieron tantas de estas hachas (para los europeos era un producto relativamente inofensivo de vender) que… el intercambio entre tribus prácticamente se frenó en seco. Ya no eran valiosas… eran abundantes. Como ahora los compradores demandaban más hachas de metal y no demandaban ninguna de piedra por sus productos, el intercambio comercial disminuyó terriblemente… ¡hasta el punto de que muchas de esas tribus olvidaron cómo hacer hachas de piedra!… y las comunidades se aislaron y distanciaron socialmente mucho unas de otras… pasando a depender del colonizador, que era el que suministraba la nueva “moneda”. Como consecuencia de ese aislamiento, los conflictos intertribales se recrudecieron (ya no necesitaban de comerciar en términos pacíficos) y las bajas aumentaron ya que el hacha de metal como arma era más eficaz. Los papúes talaron más árboles y a mucho mayor ritmo. La economía tendió a buscar los productos que “el extranjero” demandaba: madera de calidad y minerales. El entorno, obviamente, se vio afectado.

Un desastre.

Y todo, por cambiar la moneda y hacerla depender de un “emisor extranjero”.

Todo eso os lo explico para que veáis cómo una cosa que es aparentemente una tontería inofensiva o que incluso podría suponer una mejora con buena intención de las condiciones de una sociedad, acabó en desastre para ésta.

Eso de que “hay que dejar que la economía se regule sola” como dicen los liberales es una mentira de dimensiones apocalípticas: las sociedades DEBEN regular los procesos de cambios en su economía o se producirá el desastre.

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3.3. Ejemplo de inflación en una nación que empleaba dinero-concha. Imperio de Monomotapa.

A finales del siglo XV y principios del XVI, los exploradores portugueses del sur de África, dieron con el reino o imperio que llamaron Monomotapa, un Estado aborigen bantú de cultura shona bastante bien organizado que había establecido una poderosa presencia en partes de lo que hoy es el interior de Zimbabwe y Mozambique.

Mapa de Monomotapa de Covens y Mortier (1730).

Este país utilizaba (aparte del trueque de mercancías percederas alimenticias), al comienzo de los contactos europeos, una curiosa forma de unidad monetaria: una concha muy lustrosa y bonita que los comerciantes árabes y swahili (una etnia-cultura de la costa africana oriental) traían de la costa sur de la India, Sri Lanka y las islas Maldivas. Los mutapa (y otras tribus y naciones, como los baganda, zulúes y los llamados colectivamente por los árabes, kafir o “cafres”, “infieles”) consideraban muy valiosa esta concha (les gustaba, era duradera, infalsificable… y era muy difícil de conseguir), por lo que se transformó primero en un bien de lujo y de prestigio y, posteriormente, conforme los árabes y swahili traían más de estas conchas, las empezaron a utilizar entre ellos como una moneda.

«Cypraea annulus» (moneda en formato concha, utilizada por la tribu Baganda).

Obviamente, los árabes y swahili hacían un “negociazo” con los mutapa: los primeros cogían sus barcos y se iban a la India, compraban conchas a precio de risa (ya que en aquella parte de la India eran numerosísimas y no les servían a los indios para nada más que como bisutería) con plata, oro o mercancías de escaso valor, se volvían a sus bases en la costa suroriental africana, y se iban en caravanas hacia el interior, vendiéndoles a los mutapa y otras tribus y naciones esas conchas a cambio de oro, marfil, gemas, esclavos, etc. Un negocio redondo: le sacaban un beneficio tremendo al hecho de cambiar lo que era considerado una moneda en un lado a lo que era considerado moneda en el otro lado del Océano Índico.

Pero sucedió que, a finales del XV, llegaron los portugueses. Y, al ver la situación, se dieron cuenta de la oportunidad de negocio. ¿Qué hicieron? Echaron a patadas (y a espadazos y a arcabuzazos) a árabes y swahili, y se instalaron ellos como intermediarios entre los mutapa y los indios. Y realizaron el mismo proceso que sus predecesores: cogían sus barcos, se iban a sus colonias de la India, compraban conchas en cantidades industriales a un precio barato, y se las revendían a los mutapa a cambio de cosas apreciadas por los portugueses (oro, esclavos y marfil). ¿Cuál fue el problema? Que los portugueses retomaron ese “intercambio comercial” en plan industrial y a velocidad de vértigo. Los barcos lusos eran mucho más rápidos, tenían mayor capacidad de carga, y tenían colonias que pagaban tributo en conchas en la India, estableciendo una red comercial mucho más rápida, eficiente y en plan industrial que la que tenían los árabes y los swahili.

¿Consecuencias? Los mutapa acabaron TAN inundados de conchas que, al tiempo, ya no las consideraban preciosas ni valiosas. Eso provocó un proceso traumático de ajuste de cambio hacia unidades monetarias que volvieran a poder ser utilizadas como medida de intercambio entre ellos. Los mutapa acabaron utilizando, después de grandes «fatiguitas», el oro con los europeos y volviendo al mero trueque entre ellos. Obviamente, la economía del imperio Monomotapa se vio muy perjudicada por aquel proceso repentino de subida de la inflación que no se esperaba. Es muy difícil cambiar de la noche a la mañana de unidad monetaria: el que tiene más conchas se resiste a dejar de considerar que valgan y hasta que dejen de ser consideradas valiosas por todos, los precios de los productos no hacen más que subir y subir (por una vaca, los baganda exigían 2500 conchas; luego cada vez más y más y más conchas), arruinando a mucha gente por el camino hasta que se normalizó la situación, etc.

Un listado de precios en conchas para los baganda.

Como podéis ver, aquello fue (salvando las distancias) una de las primeras “guerras de divisas”. Muchos os creíais seguramente que cosas como ésa son propias de los tiempos modernos, ¿verdad? Os sorprendería saber que tenemos antecedentes de cosas que consideramos exclusivamente modernas desde hace muuuuuuuucho tiempo. Hay que estudiar más Historia, señores.

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Un alto en el camino.

Repasemos.

Obviamente, la inflación es tanto más grave o tanto más generalizada cuanto más afecte a aquellas cosas que más se utilicen como moneda, esto es, como unidad aceptada de intercambio. El que aumenten, por ejemplo, las cabezas de ganado en este tipo de sociedades del Mundo Antiguo, como el Egipto faraónico, provocará también una subida de precios grave porque también es dinero, también son unidades monetarias, también la utiliza mucha gente, pero menos grave que la provocada por la superabundancia de cereales, ya que el ganado es menos aceptado como unidad de intercambio (no tiene tanto valor para todo el mundo). El que suba el precio de éste afecta a menos gente.

Con esto os quiero reseñar que lo grave del asunto es que haya superabundancia de lo que usemos o más usemos como moneda o medio de intercambio, no que haya superabundancia de cualquier bien o servicio.

Hay productos que son más importantes que otros a la hora de determinar y causar la inflación generalizada de precios de una economía. Es por eso que calculamos la importancia de la inflación a través de los cambios (subidas o bajadas) de un grupo muy relevante de productos para todo el mundo: una “cesta de compra” que se incluye en el Índice de Precios al Consumo (IPC).

Pongamos el caso de España. El IPC lo calcula en España el Instituto Nacional de Estadística (INE). Otros países tienen sus propios organismos de medición.  El proceso para su estimación es el siguiente: cada cierto número de años se realiza un meticuloso estudio de los hábitos de consumo de los españoles mediante una Encuesta de Presupuestos Familiares (EPF). Ese tipo de estudios tiene un coste muy elevado por lo que se realiza con muy poca frecuencia: los últimos han sido en 1983, 1992 y 2001 (cada década aproximadamente, como podéis ver).

Con los datos obtenidos mediante la EPF, el INE selecciona una lista de productos representativos de cada uno de los grupos; es la llamada «cesta de la compra». Se considera que un producto seleccionado es «representativo» de su grupo si su precio varía en la misma proporción que lo haga la media de todos los de su grupo. Los precios de los productos de la cesta son controlados mensualmente.

http://www.eumed.net/cursecon/13/13-1.htm

Sigamos.

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3.4. Ejemplo de inflación en sociedades que empleaban dinero basado en metales preciosos (Roma).

En Roma también se dio esta situación. Pero en esa y otras sociedades más avanzadas (y hasta más allá de la Edad Media), la actividad económica ya no se centraba tanto en el intercambio de cualesquiera mercancías ni empleaba como referencia principal productos de utilidad básica, sino que cada vez más y más a lo largo de los siglos, los intercambios comerciales utilizaban como unidad aceptada, cosas como los metales preciosos, principalmente el oro aunque también la plata, las gemas, lingotes de metal, etc. Con el tiempo, sólo se emplearon en su inmensa mayoría, monedas de oro, de plata y de bronce.

Fue un proceso muy lento y, de hecho, en sociedades como la romana, convivieron varios tipos de unidades de intercambio monetario (mercancías variadas y oro), pero la tendencia conforme avanzaba el tiempo era a utilizar metales preciosos en exclusiva.

¿Por qué se pasó a utilizar oro en vez de seguir con el intercambio de mercancías (trueque)? Pues la verdad es que de eso ya he hablado por activa y por pasiva en más de cuatro artículos, como éste pero como sé a ciencia cierta que la mayoría de vosotros tenéis la puta manía de NO leeros los enlaces que os pongo, voy a proceder a resumir las causas. Re-su-mir, ¿eh? Si queréis profundizar, os leéis los enlaces.

Al principio, sólo había trueque: uno producía una cosa, y la cambiaba por otras de más o menos el mismo valor.

Con el paso del tiempo, y conforme CRECÍA LA ECONOMÍA (cada vez había más humanos y cada vez interaccionaban más entre ellos, cambiándose cosas) se hizo necesaria una forma de TRANSMISIÓN Y ALMACENAMIENTO DE VALORES que fuera segura, duradera y eficaz. De entre muchos materiales, el oro se acabó imponiendo por sus muchas cualidades: era fácilmente maleable (“trabajable”), transportable, no se oxidaba, era escaso por no ser “fabricable” (y por ello todo el mundo lo reconocía como valioso), bonito, difícilmente falsificable, etc. Es decir, que era mucho más seguro, y almacenable utilizar monedas de oro que no tener que ir cargado con un montón de gallinas, zanahorias, etc., que se te pueden morir por el camino, pudrirse, cuesta mucho transportarlas, es un coñazo llevarlas encima y vigilarlas a todas horas, y para colmo, no todo el mundo te reconoce como valiosas (en un pueblo donde haya muchas gallinas, TUS gallinas valen menos que en uno donde no haya, y es otro puto coñazo buscar el pueblo donde las puedas vender).

Vamos, que fue por eso por lo que se impuso con el paso de  los milenios el oro (y la plata) como medida de almacenamiento y transmisión de valores. No fue ni por gusto ni porque a alguien se le pusiera en los cojones que, de la noche a la mañana, todos iban a usar el oro.

Bueno, sigamos… ¿Cómo se producía la inflación en estas sociedades que utilizaban el metal precioso como unidad principal o más importante de intercambio comercial?

En teoría, no debería haber problemas como en el caso del intercambio de mercancías perecederas… a fin de cuentas, el oro no es “producible”, ¿verdad?

Pues no, pero sí que es “extraíble”. Y la extracción de oro de las minas no es regular. A veces se agotan las minas y el oro (u otro metal) escasea, y otras veces se da con un yacimiento tan abundante, que el oro sobra en la economía.

Como habéis podido comprobar, el oro (y los metales preciosos) tenían muchas ventajas con respecto al trueque de mercancías, pero ese aspecto en concreto, la imposibilidad de fabricar oro, era su mayor desventaja. ¿Por qué? Porque, a diferencia del cereal o del ganado… el oro no se “fabrica”, no se puede producir un suministro regular del mismo y no puede ir parejo al crecimiento económico de una sociedad. Ésa es, principalmente, la causa por la que abandonamos el oro para emplear el formato de dinero-papel (masivamente desde el siglo XIX).

En líneas generales, el oro “tira para abajo”, es decir, frena, el crecimiento económico. Ésa es una de las razones por las que los ultraliberales de la escuela austríaca proponen la vuelta a utilizar el oro (o moneda con respaldo íntegro en oro)… porque, en teoría y según ellos, es inmune a la inflación, ya que casi siempre va a ser más escaso que el crecimiento económico. El problema es ése… que es escaso, y frena el crecimiento económico y, con tal de frenar un poco la inflación… permanecemos más pobres y avanzamos menos (si es que avanzamos). Y es falso que sea inmune a la inflación, ahora mismo lo veremos.

Tradicionalmente, las sociedades económicamente más dinámicas, como por ejemplo la china y la europea, han estado siempre “hambrientas de oro”. ¿Por qué? Porque sus economías, al ser más dinámicas, más “emprendedoras”, crecen más. Y, al crecer más, al haber más empresas, más negocios, más intercambio comercial, más tierras productoras, más población, etc., demandan más oro para respaldar (y reflejar) ese crecimiento económico. Las minas de oro (y otros metales) de nuestros territorios, no basta(ba)n para cubrir toda esa inmensa actividad económica. Es por eso que los chinos (tradicionalmente más aislados en su cultura), para solucionar esa sempiterna escasez de oro, inventaron el dinero-papel. Los europeos, más aventureros, nos montamos en nuestras naves y en nuestras caravanas y salimos a explorar el mundo en busca de oro (después les copiamos la idea del dinero-papel a los chinos). Fueron dos soluciones diferentes a ese problema. Los chinos se estancaron económicamente (siglo XVI) y los europeos nos expansionamos (de manera imperialista, por supuesto, a cada uno lo suyo y sus errores).

Pero, volviendo a lo nuestro, si el oro abunda repentinamente, se producen efectos inflacionarios brutales. Por ejemplo, cuando el emperador Tito saqueó Jerusalén tras su asedio, en el año 70 d.C., por la revuelta de Bar Kochba, los romanos se apropiaron de tanto botín en oro y otros metales preciosos procedentes del Templo, que la inflación aumentó en Siria y en las provincias adyacentes cuando empezó a circular por la economía regional.

Procesión de soldados romanos mostrando los objetos saqueados del Templo de Jerusalén. Arco de Tito, Roma.

Fuente 1.

Fuente 2.

De todas formas, los romanos se vieron muy poco afectados por repentinas superabundancias de metales preciosos. Normalmente su economía siempre sufría de escasez de oro.

La inflación les atacó de muchas otras maneras.  Los romanos tenían una sociedad de economía mixta, donde todavía se empleaba el trueque masivamente. Es decir, que se seguían viendo afectados por los mismos problemas de cosechas (o producciones de perecederos) buenas o malas de los egipcios. Pero también por culpa del uso de metal.

«Aureus» romano con la efigie del emperador Trajano (paisano mío).

Los que sepáis más de Historia, seguramente os estaréis preguntando que si había escasez de oro (o de metal valioso), ¿dónde queda en mi exposición sitio para las exorbitantes subidas de precios típicas de la Roma imperial?

¿Que dónde están? Yo he dicho que los romanos sufrían de escasez de oro y metales preciosos… no que sufrieran escasez de monedas.

Y algunos me preguntarán… «pero, José María, si no había oro, ¿cómo iba a haber superabundancia de monedas en la Roma imperial?»

Porque el Estado romano las “falsificaba” masivamente.

Esa ha sido tradicionalmente una de las “soluciones” más empleadas por los Estados (o por los que tenían en su poder la mayor cantidad de metal precioso), en sus épocas más corruptas o cuando se ven agobiados por la necesidad de dinero. Normalmente, cuando la economía de una sociedad es mayor que el oro/metal precioso que circula en ella (esto es, cuando la economía crece más que la producción de sus unidades monetarias), se producen desajustes obvios hasta para el más tonto: no hay dinero, caramba.

El gobierno no puede pagar a sus tropas y trabajadores, la gente va al mercado y no puede comprar las cosas con monedas, los comerciantes sudan la gota gorda para lograr las poquísimas monedas que hay… y cada vez que va uno y las ahorra, son monedas que dejan de circular y se quedan almacenadas (con lo que las que circulan se vuelven más valiosas y escasas, etc.), no se pueden recaudar tributos cómodamente en forma de monedas y tienes que recolectarlos en forma de productos tales como gallinas y sacos de trigo, etc. Un follón, vamos.

Obviamente, eso pone al Estado o al gobierno o a la gente contra las cuerdas. Una solución fácil y rápida es la de… fabricar monedas de menor peso y así obtener un mayor número de monedas (situación muy poco común, es demasiado evidente que la nueva moneda vale menos, diga lo que diga el emperador o el gobierno) o con menos cantidad de metal precioso. Imaginaos… El Estado recauda mediante impuestos una cantidad de monedas de oro o el gobernante de turno produce en sus minas una cantidad de oro (o del metal con que se hagan las monedas) determinada. Cuando las lleva a sus cecas (casas de la moneda), ordena fundir ese metal precioso… y añadirle mediante aleación (mezcla) otros metales más abundantes y de menor valor, generalmente cobre). Así pues, por cada medida que entre por un lado en la ceca, sale más por el otro. Por dejarlo más claro, con este “procedimiento” entra una moneda de oro en la ceca y salen dos, tres o las que se puedan por el otro lado. Obviamente, cuando salen las monedas “falsificadas” de vuelta a la sociedad (mediante el pago de soldadas, sueldos de trabajadores y cargos, compra de suministros, pago de infraestructuras como fortalezas, puentes, teatros, calzadas, etc.), el gobierno o no te dice nada o te asegura que cada nueva moneda vale lo mismo que la antigua.

Eso es rematadamente falso. La moneda “falsificada” vale menos que una sin falsificar por la sencilla razón de que lo que la compone vale menos.

A eso se le llama devaluación de la moneda. Esto es, la moneda pierde valor.

La devaluación es, en esencia, una reducción del valor de una moneda en relación a aquellos bienes, servicios u otras unidades monetarias con las que puede ser intercambiada. No confundáis el término con depreciación, por favor, del cual ya hablaremos en otros artículos y que hace referencia, principalmente, a una bajada del valor de una moneda con respecto a otras monedas extranjeras.

En principio os podrá parecer una solución cojonuda. No lo es. Es una solución apuradísima, desesperada y arriesgada. ¿Por qué? Porque como la gente se dé cuenta (y SIEMPRE se acaba dando cuenta)… la vas a cagar pero a base de bien.

A veces un gobierno reconoce que su moneda vale menos que el valor oficial que hasta ahora le había estado dando, pero la mayoría de las veces no lo hace e intenta mediante decretos y/o por la fuerza obligar a la población a que acepte las nuevas monedas de menos valor como si tuvieran el mismo valor que las de antes.

Y eso nunca funciona a medio y largo plazo.

¿Cómo se da cuenta uno de que una moneda es falsa? De muy diversas formas: se pueden ir de la lengua los de la ceca o los del gobierno (ves que ellos no utilizan las monedas o se deshacen de ellas rapidito) o un enemigo del gobierno puede descubrirlo. Pero lo más común es que se den cuenta los mismísimos comerciantes y empresarios, que son quienes siempre están más ojo avizor al respecto del valor del dinero. ¿Cómo? Hay multitud de trucos: utilizar productos ácidos (el oro es invulnerable al ácido, si la moneda se derrite en mayor o menor medida es porque contiene metal que no es oro); morder la moneda (cuanto más dura, más falsa es porque se nota que tiene menos oro, se marcan menos los dientes); y el principal y descubierto desde la antigüedad por Arquímedes…

Llenó de agua un recipiente, metió la corona y midió el volumen de agua desplazada. Luego hizo lo propio con un peso igual de oro puro; el volumen desplazado era menor. El oro de la corona había sido mezclado con un metal más ligero, lo cual le daba un volumen mayor. El rey ordenó ejecutar al orfebre.

Fuente.

Obviamente, también se podía recurrir a balanzas y escalas para intentar descubrir las falsificaciones y mermas en peso, no sólo en las monedas de oro sino en las de otros metales, como la plata o el bronce.

De una moneda que tiene bajo contenido en metal precioso o valioso se dice que es de baja ley. Que tiene poco valor, vaya.

Bueno, la cuestión es que, más tarde o más temprano, la población va a acabar descubriendo una falsificación masiva (y suelen ser masivas).

Aparte, está el hecho más obvio y es que… ahora circulan más monedas (falsas o verdaderas) que antes.

¿Qué causa eso? Inflación. Subida de precios. Igual que con la superabundancia de cereal o mercancía de trueque en el Antiguo Egipto.

Y, encima, esa inflación se ve agravada por el hecho de que la gente, ahora, desconfía del valor de la moneda. Es decir, los vendedores exigen más monedas por la misma cantidad de producto. ¿Por qué? Coño, porque la moneda tiene menos metal valioso en ella. Si yo vendo una parcela de tierra por valor de un áureo de oro romano y me entero de que la moneda tiene una proporción del 25% de cobre, si soy legal y no quiero perder valor, exigiré dos áureos (fijaos que estoy subiendo el precio) y le devolveré al comprador 0,4375 de áureo o su equivalente en la moneda de menor subdivisión, en este caso, denarios de plata (por ejemplo). Si fuera “superlegal” y estricto al máximo, le devolvería también el valor del metal en cobre de las monedas… a fin de cuentas, también vale algo por poco que sea y me lo estoy quedando por mi cara bonita, ¿no?

Fuente.

Una cosa: por favor os pido que entendáis que si bien me estoy centrando en el oro en las explicaciones porque es el metal monetario más ilustrativo, la mayoría de monedas utilizadas históricamente eran de bronce o aleaciones de menor valor, especialmente para la compra de bienes de poco valor (como cestas, leña, etc.). Tenedlo en cuenta y extrapolad las conclusiones que hago sobre el oro… a los demás metales (los metales se producen en minas, no se fabrican, se pueden alear con otros de menor valor, etc.). No me seáis gañanes y me vengáis en los comentarios diciéndome que sólo hablo del oro cuando se utilizaban más metales comunes. Como me venga alguno con ésas le borro el comentario y lo pongo de patitas en la calle, ¿estamos?

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3.5. Inflación en el reinado del rey francés Felipe IV (1285-1314).

Los romanos no fueron los únicos en sufrir este problema de la devaluación masiva de monedas.  Lo han sufrido todas las sociedades que han empleado monedas de metales preciosos (como los chinos, los griegos, los árabes, etc.). Algunos  gobiernos y sociedades lo han hecho de manera más abierta y legal que otros.

Normalmente, una “devaluación” (más legal o menos legal) moderada de un escaso número de monedas no se va a notar mucho. El problema con este tipo de corrupciones, que son soluciones muy sencillas, rápidas y aparentemente fáciles… es que es muy difícil resistirse a la tentación… y vuelves a repetir. Una, y otra, y otra vez. Y normalmente cuando te ves en la necesidad de devaluar es porque te hace falta de verdad o estás en un momento de aprieto (una guerra, una hambruna, un desastre natural como una epidemia)… o te da igual lo que pase. Y ya que te pones, te pones en serio, ¿no? Total, te van a acabar descubriendo de todas maneras…

Por ejemplo, muchos emperadores germánicos y reyes medievales de Francia utilizaron la misma “técnica”. Qué remedio les quedaba… ¡no había oro suficiente! Y la sociedad demandaba oro porque era un mejor medio de intercambio y más cómodo que el trueque (los soldados no aceptaban ir por ahí cobrando en gallinas o en sacos de trigo). El rey francés Felipe IV (1268–1314) estaba TAN necesitado de fondos por la guerra (la de los Cien Años) con Inglaterra que devaluó la ley de su moneda varias veces, creando una inflación “de las guapas”. Tan necesitado estaba de fondos, que se vio obligado a destruir la Orden de los Templarios para poder apoderarse de los bienes de esta rica y poderosa orden militar y acabar con sus deudas.

No acabó con ellas, por cierto. Es lo que tienen las guerras: son sacos sin fondo. ¿Verdad, Mr. Bush?

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3.6. Inflación en la política monetaria de Alfonso X «el Sabio» (1252-1284).

En la Castilla medieval de Alfonso X, su política monetaria produjo una “bajada de ley” en las monedas castellanas de la época (para financiarse: recordemos que fue candidato a la corona imperial germánica y que estuvo continuamente en guerras con los musulmanes nazaríes y benimerines). Tan grave fue esta devaluación y la inflación que causó, que provocó numerosas revueltas nobiliarias y burguesas.

Maravedí prieto. Reinado de Alfonso X «el Sabio» (1252 – 1284).

Fuente 1.

Fuente 2.

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3.7. La devaluación en monedas de metal. Apuntes numismáticos.

No sólo los gobiernos y mandatarios han hecho esta “picaresca” de falsear monedas. Lo hacían los usureros, los prestamistas, los banqueros de la época… y la gente común también. Supongo que conoceréis los casos citados por Miguel de Cervantes en su obra, allá por el siglo XVI:

-¿Y qué dice la ley? -interpeló Sancho.

-Que sólo plegáranse a pena cápitis estos cuatro crímenes atroces: matar un hijo a sus padres, matar una madre a su hijo, cometer sacrilegio un sacerdote y hacer moneda falsa.

Sí, sí… como véis, los falsificadores de moneda tenían como castigo la mismísima pena de muerte. Así de grave se veía el asunto y así de hipócritas eran los gobiernos de entonces… ellos sí podían “devaluar” legalmente sus monedas, pero la gente no podía hacer lo mismo por su cuenta.

Otra técnica popular (especialmente en los siglos XVI, XVII y XVIII) de aprovecharse del metal de la moneda era limar (o, directamente, cortar) los bordes de varias monedas para fundir después el metal obtenido, grabarles un sello “chusquero” y sacar así más monedas (de seis o siete monedas podía salir perfectamente una más) o simple metal valioso para revenderlo. Es por eso que las cecas diseñaron como respuesta a esta “técnica de falsificador” la estrategia de grabar “rayitas” muy finas y de muy difícil réplica en los bordes de las monedas… para que se viera claramente cuáles habían sido limadas y que ni los comerciantes ni los trabajadores del Estado las aceptaran. Esa costumbre se mantiene todavía hoy. Fijaos en las monedas de un euro actuales: su borde está rayado. Otras monedas de metal actuales tienen marcas más diversas, aunque hoy en día son más por motivos estéticos que funcionales. A lo nuestro: las monedas limadas o cortadas valían menos que las íntegras. Para un mismo producto, el comerciante exigía más monedas si éstas estaban limadas o cortadas. Resultado: eso equivalía a subir el precio del producto, obviamente.

Moneda limada (izquierda) y moneda perforada (derecha).

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Curiosidades numismáticas aparte, quiero que os quede bien, bien claro… que la falsificación masiva de una moneda o su devaluación SIEMPRE va a acabar por descubrirse. Siempre. Más tarde o más temprano, pero nos acabamos dando cuenta de ello, ya sea a través de las comprobaciones de los comerciantes o por el simple y mero hecho de que, como hay mas dinero en circulación (ya sea verdadero o falso), van a subir los precios.

Eso último es lo más común y es «inocultable» y evidente.

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3.8. Menciones a la inflación en la Biblia.

Un ejemplo muy comentado en el mundo académico de la Economía, de un caso de inflación basado en metales preciosos, es éste que se cita en el libro Primero de Reyes, en la Biblia.

10:21 Y todos los vasos de beber del rey Salomón eran de oro, y asimismo toda la vajilla de la casa del bosque del Líbano era de oro fino; nada de plata, porque en tiempo de Salomón no era apreciada.

10:22 Porque el rey tenía en el mar una flota de naves de Tarsis, con la flota de Hiram. Una vez cada tres años venía la flota de Tarsis, y traía oro, plata, marfil, monos y pavos reales.

A ver, expliquemos. Una de las razones por las que la plata se usó menos que el oro como unidad monetaria es porque es más abundante que éste (y también se oxida y ennegrece con el paso del tiempo).

Como habéis visto, el autor de ese texto bíblico, está explicando para el lector que la plata, si bien es normalmente valiosa, en aquellos tiempos del rey Salomón, era tan abundante, que no era apreciada.

Por tanto, cuando abunda un metal precioso como lo plata… donde antes bastaban unas cuantas piezas de este metal para comprar cualquier cosa… ahora hacían falta muchas más piezas de plata. Ahí es donde está la inflación. Pero el caso citado en la Biblia fue tan radical que, directamente, abandonaron el uso de la plata (temporalmente, mientras fue abundante) en favor del oro, que seguía siendo escaso (y apreciado).

[Nota cultural: la plata era abundante porque como citan los versículos bíblicos, los fenicios, navegantes y comerciantes por antonomasia del Mundo Antiguo, habían encontrado muy buenos yacimientos en un lugar llamado “Tarsis”. En España, estamos acostumbrados a considerar que, cuando en la Biblia se menciona Tarsis con su abundancia de plata, se está refiriendo al semilegendario reino de Tartessos, en Andalucía, conocido por su abundancia de minerales. En la actualidad, se consideran otras ubicaciones de la Tarsis bíblica: el sur de Anatolia (Tarso) y algún lugar del Mar Rojo, más cercano a África (en Tartessos no se producía marfil ni había monos).]

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3.9. La inflación con la expansión colonial europea: el Imperio español (Guanajuato y Potosí, siglo XVI).

Pero los casos más conocidos de inflación (subida de precios por superabundancia monetaria) basados en el aumento de circulación de metales preciosos fueron causados durante la expansión colonial europea a partir de finales del siglo XV. Y ahí tuvimos mucho que ver los españoles.

Tras el “descubrimiento” de América, los españoles descubrieron inmensos yacimientos de oro y plata y establecieron colonias que expoliaron la zona de metales preciosos a base de bien. Supongo que todos los españoles que me lean, habréis estudiado en el colegio o en el instituto, la importancia de la presencia de oro en los reinos indígenas precolombinos, que motivaron en gran parte las campañas de conquista de personajes históricos como Hernán Cortés, Francisco Pizarro… y compañía. Y seguramente habréis estudiado también la importancia brutal que para la economía imperial de los reyes de la dinastía de los Austrias tuvieron los yacimientos mineros de metales preciosos tales como Guanajuato (en México) y Potosí (en Bolivia), sacados a hombros de indígenas forzados por el sistema de la mita (y la encomienda).

Cerro del Potosí. Ilustración de la época virreinal.

El tema es apasionante y da para varios artículos de por sí, pero centrémonos, que aquí estamos hablando de inflación.

Bueno, pues esa avalancha de oro y plata en relativamente poco tiempo (décadas) en la economía española y, por ende, la europea, causaron una subida de precios TAN brutal (se multiplicaron por cinco los precios en varias regiones de España durante el reinado de Felipe II), que desajustaron la economía continental y la cambiaron para siempre.

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3.10. La inflación con la expansión colonial europea: el Imperio portugués (Minas Gerais, siglo XVII).

Nuestros hermanos portugueses no se quedaron atrás. Cuando se descubrió (1693) oro en Minas Gerais en sus colonias del Brasil, se produjo una auténtica “fiebre del oro”… y ooootra inflación masiva en Europa. Observad el nombre del Estado federal brasileño (“Minas Gerais”)… y de muchas poblaciones de la zona: Ouro Preto, Diamantina, Vila Rica… Más que significativo, ¿verdad?

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3.11. La «fiebre del oro» californiana (1848-1864).

Otro de los casos más estudiados de inflación monetaria por superabundancia de metales preciosos es el de la “fiebre del oro” en California en el siglo XIX (1848-1864).

Mineros estadounidenses y obreros chinos de la época de la «fiebre del oro» californiana.

No sé si habéis visto la serie televisiva Deadwood. Está ambientada en el lejano Oeste, en una población minera donde se había descubierto oro, y es una serie de máxima calidad y detalles muy cuidados. Recrea muy fielmente la época. Una de las cosas que más me llamaron la atención (yo estoy a la que salta con las cuestiones económicas, Isabel le presta más atención a las cuestiones artísticas y estéticas)… es que a algunos de los protagonistas, que montan una tienda de suministros de artículos de minería, les echan en cara que sus productos (pala, cedazos, picos…) son carísimos con respecto a otras regiones no mineras de EE.UU. Eso es un detalle real… en los sitios donde abundaba el oro, los precios subían más (por el mismo producto, más oro o dólares pedían)… por la sencilla razón de que aquello que constituía dinero (el oro y los dólares respaldados por oro) era más abundante y los productos eran más escasos con respecto a éste. Podían pedir más por esos suministros porque el oro estaba más disponible y abundaba más… y los productos eran más escasos y valían más con respecto al oro en esa zona (y respondían algo así como que si los compradores querían palas al precio de Montana, que se fueran a Montana).

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3.12. Puntualizaciones al concepto de inflación: relación entre presencia monetaria y actividad económica.

Vamos a estudiar los cuatro últimos casos de inflación por superabundancia de oro (y plata, en el caso bíblico) a la vez.

Quedaos con esto: cuanto más abundantes las unidades de intercambio comercial (el dinero del tipo que sea), tantas más unidades necesitaremos para comprar las cosas. Porque las cosas se volverán más valiosas con respecto a esas unidades de intercambio comercial que ahora abundan más.

Si recalco esto tantas veces a lo largo del artículo es porque quiero que veáis la esencia del concepto de inflación, y que se os quede claro. Porque ésa es la base y, a partir de ahí, lo demás es sencillo de entender:

-En general, cuanto más dinero en existencia, más subida de precios.

Y ahora, puntualizaremos y veremos cómo no es sólo eso (la mayor existencia de unidades monetarias) lo que puede provocar una inflación de precios. Pero sí que es lo principal. Hay más cosas pero ya profundizaremos, insisto.

Bien.

Cuando por los motivos que sean, se produce una abundancia de aquello que consideremos dinero… se produce un aumento generalizado de precios. Ya hemos visto los casos de las cosechas abundantes en el trueque y, ahora, con los ejemplos del oro, supongo que lo veréis claro: se han descubierto nuevos yacimientos muy grandes… y se produce una aparición más o menos repentina de grandes cantidades de monedas de metal precioso en la economía de una serie de sociedades.

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1) Una cosa que os quiero dejar claro, y va a ser la primera puntualización del concepto: para producirse la subida de precios, no basta con que haya sólo abundancia de unidades monetarias. Tiene que haber más unidades monetarias, esto es, más dinero… que actividad económica.

A ver: si se produce una abundancia de dinero paralela en el tiempo a un aumento de la actividad económica… el aumento de precios o no se nota o se nota muchísimo menos. Porque la actividad económica absorbe el aumento de la masa monetaria.

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Vamos a verlo con un ejemplo muy radical: en una sociedad de 10 personas, cada uno produce anualmente por valor de una moneda de oro con su trabajo y existen 10 monedas de oro circulando (porque es lo que todos aceptan entre ellos como medio/unidad de intercambio). Cada moneda de oro sirve para comprar una unidad fabricada por cada trabajo (qué se yo: un grupo de diez gallinas, un saco de trigo, ropa, herramientas). En líneas generales y en una situación de equilibrio ideal, a cada miembro de esa sociedad le correspondería una moneda de oro fruto de su actividad económica, y esas 10 monedas irían pasando de uno a otro en un circuito cerrado.

Si, de repente, entran otras 10 monedas de oro en esa sociedad cerrada por la causa que sea…

-Pongamos que se encuentran todos ellos una pepita de oro de 10 monedas de oro (casos de las “fiebres del oro”) y la reparten. Pero bastaría con que uno sólo encontrara la pepita: si se la gasta, esas diez nuevas monedas de oro acabarían por circular en la economía de la sociedad si decide gastarlas.

-O viene un comerciante de fuera, ajeno a la sociedad y les compra sus productos de ese año por valor de 10 monedas de oro (lo más común, que venga alguien de fuera “a joder la cosa”).

¿Qué sucede?

Se ha incrementado el dinero en circulación por valor de 10 monedas de oro MÁS de las que tenían antes. En total, hay ahora 20 monedas de oro en circulación en esa sociedad.

¿Eso qué provoca?

Inflación.

Subida de precios.

Ahora, si la situación es regular, cada uno tendrá DOS monedas de oro (el doble, pero no hace falta que todos repartan el nuevo dinero… con que uno solo tenga las nuevas 10 monedas de oro y las gaste, poniéndolas en circulación, va a causar inflación). Permaneciendo los precios como antes de que apareciera la nueva cantidad de dinero-oro, nos encontraremos con que uno de los miembros de la sociedad puede ir a otro miembro de la misma y comprarle dos monedas de oro en productos que fabrique.

Normalmente es lo que sucede en una sociedad cualquiera. Todos tendemos a querer vivir mejor. Si una persona tiene, de repente, más dinero, lo más normal es que tienda a querer vivir mejor… y emplee ese nuevo dinero en adquirir “cosas” que le faciliten más la vida: más (o mejor) comida, más (o mejores) herramientas, etc. Por ejemplo, el miembro nº 3 le dice al nº 6: “oye, este año no te voy a comprar sólo diez gallinas que me las has vendido siempre a una moneda de oro; como me lo puedo permitir porque tengo dos monedas de oro, te voy a comprar veinte gallinas que tengo ganas de no estar siempre pasando hambre.” También puede ser que compre por valor de sus necesidades normales (diez gallinas anuales)… y se permita el comprar, además, un hacha nueva, o comprar mejores materiales para su casa, etc.

A eso se le llama “crecer económicamente” y consiste, básicamente, en querer mejorar las condiciones de vida. Y lo busca todo el mundo.

Es inevitable.

Está en la naturaleza biológica no sólo de las personas sino de todos los seres vivos (al final de este artículo hablo de ello en detalle).

Porque el problema es que eso que ha hecho el nº 3… no lo va a hacer sólo él. Lo van a hacer todos o casi todos los demás miembros de la sociedad. Es lo más lógico. Si quiero y puedo, ¿por qué no voy a mejorar las condiciones de mi vida? Puede que haya algún loco, asceta o místico que no lo haga, pero lo normal es que sí se haga, a mayor o menor escala o con mayor o menor “ansia” de querer crecer económicamente esto es, querer vivir mejor (especialmente a los niveles más básicos de supervivencia y civilización).

Pues cuando el nº 6 note que le vienen con las mismas que el nº 3 los otros ocho miembros que quedan (o los que sean)…

¿Qué hace?

Coño, pues subir los precios de las gallinas.

Porque ahora sus gallinas son más escasas y valiosas con respecto al oro.

Otra forma de verlo es porque el oro es, ahora, más “abundante” y menos valioso con respecto a sus gallinas.

Como podéis ver, todo esto de la inflación (subida de precios) no es más que un “toma y daca” en la relación entre “dinero” (unidad monetaria) y lo que puede comprar ese “dinero”: ¿qué se considera más valioso,  el dinero o el producto que con él se quiere comprar?

Ése es el fundamento de los precios.

La relación de valor de un producto (bien o servicio) con respecto a otro. (Dinero con respecto a las gallinas; las gallinas con respecto a las hachas; las hachas con respecto al dinero,  etc.).

No es sólo que suban los precios porque hay más presencia de dinero sino porque las cosas de una sociedad se vuelven más valiosas con respecto al dinero.

Con respecto a la unidad de intercambio monetario socialmente aceptada, sería mejor decir… porque es la unidad de referencia para todo lo demás.

El productor de gallinas nota que hay mucha más gente con monedas de oro y que le vienen a comprar (más) gallinas. Repetimos lo mismo que sucedía en una economía de trueque como la egipcia: llega un momento en el que para el vendedor de gallinas, el oro vale menos porque es más abundante y fácil de obtener (lo tiene todo el mundo). Así que empieza a dar menos gallinas por moneda de oro o, lo que es lo mismo, empieza a pedir por sus grupos de diez gallinas… más monedas de oro que antes. Porque considera (y no se equivoca) que sus gallinas “valen más que el oro” (es una exageración para que lo veáis más claro, hay que decir que «valen más con repecto al oro»). El productor de gallinas sube los precios para poder volver él a comprar cosas que antes estaban a un precio más bajo o simplemente pide más porque ve que, aunque suba, le van a seguir comprando… ya que todo el mundo tiene oro y no se lo piensan mucho.

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Ahora bien, observad una cosa…

Si esas personas tuvieran otros diez descendientes que trabajaran igual que sus predecesores… la proporción volvería a establecerse: 20 personas, 20 producciones, 20 monedas de oro. Volverían a tocar idealmente a una moneda de oro por persona y producción.

También podría suceder que las diez personas se pusieran a trabajar y a producir MÁS que antes (el doble). Volvería a respetarse la proporción.

Y los precios volverían a normalizarse.

La actividad económica absorbería la nueva masa monetaria.

Es por eso que para que haya inflación no sólo es importante que haya aumento de dinero… es que haya aumento de dinero con respecto a la producción económica.

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2) La segunda puntualización que quiero haceros es que… cuando se dice que tiene que haber más abundancia de dinero que actividad económica en una sociedad para que se dé la inflación, eso no quiere decir que siempre se produzca porque aumente la producción de dinero. Puede darse porque disminuya la actividad económica.

Por ejemplo… si en esa sociedad de diez personas con diez monedas de oro, se mueren cuatro o los diez empiezan a producir por valor de tan sólo seis monedas de oro, hay cuatro monedas de oro que “sobran” con respecto al periodo anterior.

Vuelta a la inflación.

¿Se han dado casos de esos?

A montones. Basta con que haya un desastre de cualquier tipo (guerras, desastres naturales, epidemias…), que cause tantas muertes que la producción económica (que realizan las personas) baje con respecto al dinero presente. Eso se dio en Europa durante la Peste Negra de la Edad Media. Murió entre una tercera y una cuarta parte de la población. Obviamente, después de aquello, “sobraba” el dinero en formato metálico (e incluso en mercancía de trueque en un primer momento): había el mismo dinero y menos personas. Tocaban a más dinero por persona en líneas generales. Así que… inflación. Encima de la epidemia, subida de precios. Fue una época que mejor no volver a repetir.

¡Viva la Sanidad Pública gratuita, universal y de calidad! ¡Viva!

¡Eh, liberales, no me miréis así… evita la inflación! Deberíais estar de acuerdo con eso, ¿no? Je, je, je…

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¿Os ha quedado ya suficientemente claro cómo se puede producir inflación en una economía que utilice como unidades de intercambio monedas de metal precioso?

En siguientes artículos veremos casos históricos de inflación en sociedades que utilizan como unidad monetaria el dinero-papel.

Un repasito…

Hasta la Edad Media, aproximadamente, los precios habían permanecido bastante estables, salvo las crisis coyunturales (esto es, circunstanciales y temporales) causadas por el aumento o disminución de la producción de unidades de intercambio utilizadas en el trueque (principalmente cosechas abundantes o malas)… Pero, inmediatamente, los precios volvían a su ser cuando estas coyunturas quedaban subsanadas.

En la inmediata cosecha normal siguiente a una superabundante o a una mala, los precios volvían casi siempre a la normalidad anterior. El uso de unidades monetarias basadas en bienes perecederos es lo que tiene: los precios apenas suben de un año para otro si las circunstancias son las normales… y a lo largo de los años se experimenta poca variación (por la sencilla razón de que las “monedas” se gastan, consumen o se ponen malas y se vuelven inutilizables y dejan de ser, por tanto, valiosas). Un saco de trigo valía prácticamente los mismos jarrones de cerámica en el año -2000 a.C. que en el -1000 a.C. en el Egipto faraónico.

El oro o el metal precioso (e incluso los bienes físicos más duraderos) causan más inflación que un sistema de trueque basado en alimentos. ¿Por qué? Porque no son perecederos. Una vez subidos los precios de las cosas porque hay una mayor presencia de metal precioso que se utiliza como moneda… es prácticamente imposible retirarlo de circulación y los precios normalmente no bajarán. Ahí se queda ese nuevo aumento… a no ser que aumente la actividad económica a su vez, absorbiendo la nueva masa monetaria.

Pero con el dinero-papel la cosa ya va a más.

Es mucho más fácil que se desate un proceso inflacionista con una moneda fácil de producir. Quedaos con esto: a más “física” y/o perecedera la moneda, tanta menos inflación puede producir. Cuanto más “etérea” y fácil de producir, tanta más inflación (y más rápidamente) puede producir. Pero CUALQUIER tipo de dinero puede y, de hecho, lo hace, producir inflación, ya sea en menor o mayor medida.

Billetes de euro en circulación.

Y, entonces, ¿por qué utilizamos dinero-papel en vez de oro o de trueque, si son sistemas menos “inflacionistas”?

Porque es mejor para la economía.

Fijaos que también fuimos abandonando progresivamente el trueque en favor de los metales preciosos y en la actualidad estamos abandonando el uso de dinero-papel y monedas físicas de metal (que son cada vez menos utilizadas) en favor de dinero en formato electrónico y anotaciones contables.

Porque es mejor para nosotros. Aunque tenga inconvenientes, tiene muuuuuchas más ventajas. Como vimos en un anterior artículo:

Pero la Economía siguió creciendo más y más y más y más… hasta que llegó la Edad Media (en China y en Europa). Y llegó un momento en que los humanos eran tantos y su actividad económica TANTA… que el oro, QUE NO SE FABRICA, era cada vez “menos suficiente”para satisfacer las necesidades de la Economía. Que “había más Economía que oro necesario”, vaya.

Cuando uno necesita dinero, ¿qué hace? Pide prestado.

Obviamente, los humanos de siempre se han estado prestando unos a otros.

-En tiempos de los sumerios, que utilizaban el trueque, por ejemplo, pues uno iba al templo y solicitaba al sacerdote-prestamista un préstamo en grano (o lo que fuera), y se comprometía a devolver ese préstamo más un interés… en forma de grano. O de mineral, ganado, o lo que fuera (lo que le pidiera el sacerdote-prestamista).

-En tiempos de los romanos, que ya utilizaban monedas de oro, uno (cliens, de donde viene “cliente”)…

http://www.askoxford.com/concise_oed/client?view=uk

…iba al prestamista (generalmente su “patrón”), y solicitaba un préstamo en monedas de oro, comprometiéndose a devolver ese préstamo más un interés, generalmente también en monedas de oro.

-PERO ya en la Edad Media… los prestamistas (comerciantes chinos, usureros judíos, templarios cristianos, orfebres italianos) NO SIEMPRE TENÍAN ORO. Porque no había suficiente… estaba repartido entre multitud de personas y empresas a los que ya habían prestado. ¿Qué hicieron esos primeros prestamistas/banqueros “modernos”? En vez de decirle a la persona que solicitaba que “lo siento mucho, no tengo monedas de oro ahora mismo, vuelve otro día” (que era lo que se hacía en tiempos antiguos)… le daba… un pagaré.

Un billete de papel

Un “vale por X monedas de oro”.

Porque no tenían en ESE momento el oro que la persona les estaba prestando… PERO confiaban en tenerlo después, conforme las otras personas a las que habían prestado, les fueran devolviendo sus préstamos más intereses.

Ese sistema, al principio sólo funcionaba a un nivel muy local y muy particular y sólo entre gente que se conocía entre sí y que se fiaban entre ellos.

Bueno, pues conforme la Economía seguía y seguía creciendo, ese sistema acabó imponiéndose… por la sencilla razón de que era fiarse… o no poder pedir prestado, porque el oro escaseaba: cada vez había más Economía que oro necesario.

Es por ello que a ese nuevo dinero de papel se le llamó “dinero fiduciario” (“dinero basado en la fe”, en la fe de que valga algo, claro).

Con el paso del tiempo, y conforme el proceso se asentaba y estandarizaba, los billetes de papel se acabaron imponiendo sobre las monedas de oro en las sociedades y países modernos e industrializados. ¿Por qué?

Por un montón de circunstancias. Éstas son las más importantes:

a) –El papel es más cómodo, y fácil de transportar, ya que pesa menos. Su almacenaje también es más fácil (y su custodia).

b) –Los bancos acumulaban el oro en sus cámaras y lo sacaban cada vez menos. En vez de monedas de oro, entregaban cada vez más, sólo billetes, guardando el oro como valor de referencia de esos billetes que emitían. Ley de Gresham: La moneda mala expulsa de la circulación a la buena.

Si las monedas tenían igual poder liberatorio el público atesoraba la moneda con mayor contenido de metal fino.

http://www.eco-finanzas.com/diccionario/L/LEY_DE_GRESHAM.htm

c) –El oro no se fabrica… los billetes sí pueden seguirle el ritmo al crecimiento de la Economía y del cada vez mayor número de transacciones de un cada vez mayor número de personas. Dado que no había oro para todos ni para todo, los billetes se acabaron imponiendo más y más como método de pago… porque no había otra, vaya.

d) -Bueno, no os mareo mucho más… con el paso del tiempo, este proceso de creación de billetes, con sus bandazos y crisis económicas, acabó pasando de la banca privada al Estado, a través de su Tesorería y de su banco central (se crearon para eso), cuando fue necesario regular el proceso de creación monetaria y que fuera la más solvente de las entidades (el Estado), la que refrendara el valor de esos billetes… para que fuera aceptado sin complicaciones por todos los ciudadanos y bancos (para que todos se pudieran fiar de que el billetito valía algo, vaya).

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A ver, las cosas no se adoptan “porque sí”, como creen muchos radicales e ignorantes. La sociedad es la que decide si se utiliza o no un determinado tipo de moneda. Si no quiere, ya se puede poner como se quiera poner el gobierno (o los banqueros o quien sea) que la población se va a resistir a utilizarla, no le concederá valor y, en nada que pueda, la abandonará por otro tipo o formato que más le convenga o del que más se fíe (hay países en los que su población prefiere utilizar el dólar o el euro a su moneda nacional porque perciben que está devaluada).

A lo que íbamos. La cuestión es que las personas hemos ido cambiando nuestro formato de dinero físico a lo largo de nuestra Historia, para adaptarlo a nuestras necesidades. Como ya os dije, observaréis que, en la actualidad, estamos en otro proceso de cambio: estamos sustituyendo progresivamente el dinero en formato físico (papel y monedas) por el dinero en formato digital (“dinero electrónico” y por anotaciones contables). ¿Por qué? Porque (en teoría) es mejor para nosotros… cada vez se demuestra más útil: no tenemos que gastar papel, no hay que transportar nada, requiere de poquísima vigilancia armada, no ocupa espacio de almacenamiento y en la era de las telecomunicaciones y de internet, es mucho más fácil y rápido de usar.

La cuestión es tener un dinero que vaya al ritmo de nuestro crecimiento económico.

Si hay más dinero que actividad económica hay inflación y si hay más actividad económica que dinero hay estancamiento a nivel general (no se puede crecer económicamente).

¿Vale?

Pues el motivo principal por el que se adoptó el papel como formato para ir sustituyendo al oro es porque se puede fabricar e ir parejo al crecimiento económico de la sociedad. Facilita y permite el que la actividad humana y la producción económica se desarrolle.

A ver si lo véis claro: si quiero montar una empresa o trabajar más para darle mejores cosas a mi familia, o si aumenta la población, o tengo una idea o logro investigar algo que puede ser muy útil como una nueva vacuna o un nuevo motor más eficiente, como no hay dinero suficiente… ya puede ser la mejor idea del mundo o tener las ganas más grandes de trabajar que no voy a poder financiarla para sacarla adelante y ponerla a disposición de todo el mundo. Si tengo ese nuevo motor y quiero producirlo, es una actividad económica nueva (o más valiosa) que no estaba antes en la economía. Se suma a lo que estábamos haciendo antes (cultivar, fabricar herramientas, etc.). Si saco esos motores nuevos al mercado:

Primero, tengo que financiar esa nueva salida de un producto al mercado.

Segundo: esa producción es una actividad económica más que hay que repartir entre el dinero existente.

Es decir, si en una sociedad hay un millón de monedas de oro y cincuenta actividades económicas que ocupan entre ellas un volumen de un millón de monedas de oro… ¿qué sitio le queda a mi nueva invención? Si ese dinero está “ocupado”… ¿de dónde saco para financiar mi nueva idea?

¿Entendéis? Ése es el problema de un dinero de formato “rígido” o “sólido” como el oro… que frena la actividad económica. En numerosísimos casos ha sucedido que el inventor, emprendedor, empresario, comerciante, etc., o no encontraba financiación porque el dinero estaba “ocupado” en otras cosas o si la lograba… ese dinero que “ocupaba” ahora la producción del nuevo producto o actividad dejaba de estar disponible para las demás producciones y actividades antiguas e imposibilitaba (más) la aparición de nuevos productos, ideas, inventos, etc. (como podéis ver, la Economía y la tecnología van de la mano).

Obviamente, la sociedad demandaba más dinero y esas tensiones se percibían palpablemente.

Tan sólo con que haya más población, ya va a haber más gente que antes que va a demandar dinero. Esa gente va a querer trabajar, comer, tener una casa para vivir, etc. Es decir, nueva y más actividad económica que antes. Es decir, que se necesita más dinero que antes: si no se crea nuevo dinero… el dinero disponible en la economía «tocaría a menos» para cada uno de los miebros presentes de la sociedad (y no nos olvidemos de los que lo acumulan y no lo sueltan).El empobrcimiento de la poblacións ería obvio, notorio, visible… y «palpable».

Bueno, pues por eso se abandonaron los «dineros rígidos» o «sólidos».

Las sociedades humanas fueron adoptando progresivamente el dinero en formato-papel para ir pudiendo hacer frente al cada vez más rápido crecimiento económico. Conforme avanzamos en la Historia, observamos que los humanos crecemos económicamente más y más, y necesitamos de un dinero que vaya a la misma velocidad que esa actividad (del trueque al oro, del oro al papel, del papel al…).

Y eso sucede con el dinero electrónico en la actualidad (donde los avances y acciones emprendedoras van a un ritmo vertiginoso): facilita y permite el desarrollo humano mucho más rápidamente que el papel.

¿Habrá un nuevo cambio de formato de dinero tras el dinero electrónico? Seguramente, pero yo no soy profeta (ni quiero serlo) y aquí hemos venido a hablar de inflación, no a elucubrar gratuitamente.

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Casos de inflación en sociedades que utilicen dinero en formato papel los ha habido y los hay a patadas (Argentina a principios de este milenio, el Zimbabwe actual, la Alemania de Weimar, etc., etc.). Son muy comunes y están más que estudiados científicamente porque la inmensa mayoría de ellos se han dado en la Edad Contemporánea (desde la Revolución Francesa hasta hoy día), donde hemos podido analizarlos y registrarlos sobradamente y con bastante precisión.

Gráfica de la evolución de la inflación en Argentina de 1970 a 2001.

Fuente: IVP, iTulip.com

Pero esos casos de inflación más modernos los voy a tratar en el siguiente artículo sobre la inflación, porque ahí quiero entrar en bastante detalle para analizar la inflación en nuestra sociedad actual, que se produce de una forma mucho más compleja y con muchas más ramificaciones que los casos que hemos estudiado hasta ahora (que se daban en economías de sociedades más sencillas).

Simplemente os quiero recordar que el mecanismo es, básicamente, el mismo: por una causa o por otra, el dinero abunda más en la economía de una sociedad que actividad económica hay en esa sociedad. Por supuesto, hay más cosas que decir pero, de momento, quedaos con eso.

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4. Conclusiones y reflexiones sobre el concepto de inflación. Desmentidos de falacias sobre la inflación.

Insisto… Ahí es donde está el verdadero origen (el más normal) de la inflación: el que haya más dinero que actividad económica, lo que va a causar una subida generalizada de precios. El desastre económico por excelencia.

Lejos está en mi ánimo la intención de desmentir todas las salvajadas que se dicen sobre la inflación por parte de gente que o no tiene ni maldita idea, o está desinformada, o es imbécil, o quiere mentir adrede para sus propósitos, pero voy a  intentar aclarar, al menos, las más comunes. Con todas no puedo… no acabaría nunca, y también tengo derecho a tener una vida aparte de escribir artículos de divulgación científica y de desmentidos de falacias económicas.

Os entraréis en muchos sitios (especialmente por internet, claro, ¿dónde si no?)… “gente” que asegura o dice que la inflación no existe.

También os encontraréis gente que dice que es un invento creado por los gobiernos para sojuzgar a las personas, que sólo afecta a los pobres, que está creado por una cábala de seres ocultos para dirigir los destinos de la humanidad desde las sombras, que es un concepto artificial (no natural), que no es como lo ponen los libros de Economía serios, que sólo existe desde que usamos el dinero papel, que no tiene por qué existir, que si se quisiera, se podría eliminar por completo…

Madre mía…

Bueno, me voy a  ir arremangando que me voy a liar a repartir hostias.

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4.1. Falacia: «La inflación no existe».

Joder que sí existe.

Existe y es perceptible a simple vista, vaya.

La inflación, queridos… no es una entelequia. No es algo “etéreo”, no es un concepto vacío o basado en creencia. La inflación no es un acto de fe como la creencia religiosa.

La inflación es un hecho FÍSICO.

Es algo más que un suceso, fenómeno o concepto económico.

Es un hecho biológico, indisolublemente unido al hecho de estar vivo.

Ya sé que he dicho esto en numerosas ocasiones, pero me veo obligado a repetirlo… la Economía es un área de estudio inmenso, que ocupa muuuucho más que las fórmulas de modelos económicos que la mayoría de ignorantes cree que constituyen la mayor parte o lo único en que se ocupa la Economía. Si por mí fuera, metía en la cárcel al que suelta semejante barbaridad.

La inflación es tan física (coño, es el aumento de nuestro dinero por encima de nuestra actividad económica, fijaos qué dos términos más físicos) y se manifiesta tanto… que se manifiesta en la actividad de todo aquello que esté vivo.

La inflación se da por el mero hecho de utilizar dinero.

Es decir, en su definición más amplia (no sólo la habitual que se le da circunscrita a la actividad humana o la que se centra en el billetito y en la monedita: los radicales y conspiranoicos se suelen olvidar de que existen los animales y las plantas, y que éstos tienen actividad económica como nosotros) por utilizar cualquier cosa que consideremos medio de transmisión y almacenamiento de valores.

¿Y qué entra dentro de esa definición?

Prácticamente TODO.

En términos etológicos (estudio del comportamiento de los seres vivos), eso concierne a todos los seres vivos.

Todo aquello que esté vivo (animales, vegetales, seres unicelulares, etc.), tiene algo que es para él valioso. Algo que constituye un valor para ese ser vivo.

En la inmensa mayoría de los casos, eso hace referencia a aquellas cosas o elementos que le permiten vivir, aunque sea de manera más o menos temporal.

Para una ameba (un protozoo), su alimento y su entorno es dinero.

Para una planta, el agua y los minerales y nutrientes de la tierra, son dinero.

Para una hormiga, los restos de un saltamontes muerto, es dinero.

Los humanos somos mucho más complejos. Para nosotros no es dinero sólo aquello de lo que nos alimentamos, que es lo más básico e inmediato (de hecho, es por eso que lo primero que utilizamos como dinero-unidad de intercambio fue… la comida), sino cosas que nos hacen mejorar nuestro nivel de vida: herramientas, máquinas, música, etc. Es decir, tenemos más variedad de dinero porque tenemos más usos para las cosas que nos rodean.

Para una hormiga, una piedra, un pedazo de hierro o un diamante, no tienen valor alguno. De hecho, los consideraría obstáculos a su paso: los evitaría. Para un humano, esos tres objetos sí tienen un valor. Con ellos puede hacer cosas. Para él, sirven como medio de almacenamiento y transmisión de valores. Para él, “valen” y son dinero (normalmente).

Cuanto más complejo y avanzado un organismo, tantas más cosas pueden ser valiosas para él. O tanto es más consciente de ello.

Pero siempre va a haber «algo» que sea valioso para ese organismo vivo.

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4.2. Falacia: “La inflación no es un hecho natural, sino artificial.”

Los diferentes seres vivos pueden tener distintas consideraciones acerca de lo que es para cada uno “dinero”, pero TODOS consideran alguna cosa como valiosa (siempre hay algo físico de valor; los humanos, incluso, consideran como valiosas cosas muy poco físicas, como las acciones de empresa y promesas de pago a futuros).

Y la buscan.

Y luchan por ella.

Y sus conductas varían dependiendo de si aquello que es para ellos dinero abunda o escasea.

Todo aquello que utilice dinero (seres vivos, especialmente los humanos), van a ser susceptibles de sufrir inflación.

Muchos no llegan a comprender la inmensidad de la importancia y alcance del concepto de dinero (especialmente radicales y conspiranoicos). La inmensa mayoría os creéis que el dinero es sólo el billete o la moneda. Algunos, un poco más cultos o formados, incluiríais cosas como las acciones de una empresa, un bono de deuda pública, el oro o los diamantes. Pero seguro que casi ninguno incluiríais el agua, el aire o la comida en la definición de “dinero”.

Pues también son dinero.

Y un dinero bien sólido y bien físico.

Un caso de inflación en el mundo animal muy estudiado (a nivel etológico, claro) es el de los tigres de Bengala. Muchos zoólogos británicos se dieron cuenta de que el tigre alimentado… no suele atacar. Los nativos de la India de algunos pueblos solían dejar un cerdo, una cabra o similar en el bosque donde sabían que había un tigre. Lo hacían porque sabían que el tigre saciado no atacaría a sus personas o se dignaría siquiera entrar en los poblados a buscar comida. ¿Qué tenemos ahí?

Abundancia de aquello que el ser vivo considera dinero o valioso (comida) igual a cambio de conducta: descenso de actividad económica (búsqueda de recursos, como la caza).

Todos los seres vivos consideran valiosa alguna u otra “cosa”, PERO cuanto más abundante sea esa “cosa”, tanto menos valiosa será para ese ser vivo.

Y se comporta de manera acorde.

Tan simple como eso.

Para el tigre le es menos valioso el salir de caza que quedarse en el bosque esperando la pitanza.

Más…

Las hormigas, almacenan comida en el interior de sus hormigueros.

Las plantas mantienen reservas alimenticias y de agua para periodos de escasez. Como los cactus.

Los seres unicelulares almacenan grasas y reservas alimenticias en sus cuerpos.

Las urracas almacenan objetos brillantes en sus nidos porque les gusta e incluso se los roban unas a otras.

Las aves del paraíso intercambian objetos brillantes o de colores llamativos con las hembras de su especie a cambio de sexo, y guardan verdaderos almacenes de productos de lujo en sus nidos.

Es decir, los seres vivos almacenan cosas valiosas para ellos (a un nivel más o menos consciente). Y, muchas veces, no son sólo comida. Y esa consciencia más o menos desarrollada se manifiesta físicamente en el hecho de que “guardan” o almacenan o, simplemente, buscan… esas cosas. Por ahí podemos adivinar qué es valioso para cuál ser.

Las implicaciones de todo esto son am-plí-si-mas y entran dentro ya de la metafísica de la existencia.

Pero vamos con lo básico y centrándonos en lo económico. Obviamente, los humanos somos mucho más complejos como seres (aparentemente) inteligentes, y tenemos una actividad económica muchísimo más compleja y elaborada que la del resto de seres vivos. Nuestra economía es de una complejidad brutal y como especie o como individuos consideramos valiosas cosas que no tienen utilidad inmediata para nuestra supervivencia (como los diamantes). Las consideramos valiosas por otro tipo de razones muy alejadas del mero hecho de poder sobrevivir o del mero hecho de ser “físicas”, pero que, fijaos en esto… ¡valoramos en término de unidades monetarias! ¡Cuantificamos lo incuantificable!

Ésa es la grandeza de la Economía.

Ahí entran factores de índole meramente psicológica, claro (necesidad de prestigio, sexual para atraer a miembros del sexo contrario, realización personal, factores culturales, etc., de todo eso se ocupa en términos económicos el marketing: de buscar la satisfacción a las necesidades de los consumidores).

El tema es, una vez más, apasionante, pero el artículo se me está haciendo excesivamente largo y tengo que resumir. Ya hablaremos de todo esto. Os habéis quedado con la idea, ¿no?

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4.3. Falacia: “La inflación sólo se ha dado desde la aparición del dinero-papel. Con el oro y con el trueque no se daba la inflación.”

La inflación se da por el mero hecho de estar vivo.

Se da por el mero hecho de utilizar dinero.

Cualquier tipo de dinero.

Dado que todo ser vivo utiliza algo que para él es dinero, es susceptible de sufrir los efectos de la inflación (superabundancia de dinero con respecto a la actividad económica).

Y la inflación se ha dado en sociedades humanas con trueque, con oro, con dinero-papel, dinero electrónico y con cualquier tipo de dinero. En sociedades tribales como la de los papúes, en las el Mundo Antiguo como China, Roma, Grecia, en la Edad Media, en el Renacimiento, en la actualidad… Ya habéis visto varios casos en este artículo y veremos más en el siguiente.

La inflación se puede dar (y se da) siempre que utilicemos dinero.

Y dado que prácticamente todo puede ser o es dinero para los humanos, vamos a tener posibilidad de inflación SIEMPRE.

Por los siglos de los siglos.

Siempre que estemos vivos.

Después de todo lo dicho, es obvio también que es falso que la inflación sea un invento de  los gobiernos (la podemos padecer por el mero hecho de estar vivos) o de los illuminati ocultos en las sombras. Según esa concepción conspiranoica del asunto… los illuminati deberían haber inventado el concepto ANTES de la existencia de los primeros seres vivos unicelulares. Antes de estar siquiera vivos. Ridículo. Lo dicho: digno de pena de cárcel, vaya. O de ingreso en un manicomio.

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4.4. Falacia: “La inflación no tiene por qué existir, y si se quisiera, se podría eliminar por completo.”

Los cojones.

Siempre que exista dinero, va a existir la posibilidad de inflación. Y cuanto más compleja una sociedad y sus actividades económicas (y/o más numerosas), tanto más fácil es que se produzca y tanto más difícil es controlarla.

Por decirlo en términos absolutamente claros, es IMPOSIBLE físicamente la existencia de una sociedad (especialmente la humana) sin dinero.

Puntualizando: no hay sociedad posible sin el concepto de dinero (sí puede haber sociedades que no utilicen el oro, o el trigo o los billetes como unidad de intercambio o como medio de transmisión y almacenamiento de valores o que no lo usen de manera general, eso sí es posible). Cambiar el formato lo podemos cambiar y, de hecho, lo hemos cambiado a lo largo de la Historia varias veces. Pero que dinero, bajo una forma u otra, vamos a seguir usando mientras seamos seres vivos. El concepto SIEMPRE va a estar ahí… siempre vamos a necesitar de algo que sea valioso para nuestra existencia como seres vivos (ya sea el aire, el agua, la comida, la energía, etc.).

Muchos autores radicales, especialmente los de ideología anarquista (como el “sociólogo antropólogo” David Rolfe Graeber, un auténtico gilipollas ignorante), creen que eso es posible y han desarrollado pintorescas y muy radicales teorías acerca de la existencia de “sociedades no-monetarias” cuyas actividades económicas están basadas en… los regalos.

Sí, la de Papá Noël y sus elfos, ¿no te jode?

Me parto de la risa cuando leo a un radical que trata sobre Economía (especialmente si es antropólogo, esa especialidad se ha transformado en un «cajón de sastre» y en refugio de payasos radicales anticientíficos o pseudocientíficos como éste, con lo hermosa que es esa especialidad y la importancia que debería tener, maldita sea). No tienen ni PUTA idea de Economía ni Matemáticas, pero lo grave es que no tengan ni puta idea de Biología, que se supone que está más cercana a su campo. O que antepongan su ideología al hecho meramente observable, joder. Es que es absurdo… y patético.Pues es falso.

Rotundamente falso.

De hecho, es que es imposible no sólo económicamente hablando, sino biológicamente.

Toda sociedad (aunque sea una sociedad de un solo individuo), todo ser vivo, utiliza dinero.

Ésa es, precisamente, la crítica principal que le hago (y que desarrollaré más) al Proyecto Venus (publicitada en el pseudodocumental conspiranoico Zeitgeist Addendum) y su Economía Basada en Recursos, de Jacque Fresco (también de tendencias anarquistas)… en la cual, según él, va a crear una sociedad que no utilice ni el dinero físico ni el concepto de dinero. Eso ya no es una utopía. Es, sencillamente, imposible de manera física. Me parece a mí un fallo bastante… básico… de ese “proyecto”.

Es lo que sucede cuando un ignorante se pone a diseñar “sociedades futuras” o simplemente a hablar.

Que falla desde lo más básico.

Hasta la próxima.

Basta con que uno sólo encontrara la pepita: si se la gasta, esas diez nuevas monedas de oro acabarían por circular en la economía de la sociedad si decide gastarlas.

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25 comentarios sobre “Clases de Economía (II). La inflación, 1ª parte. Definición y características de este concepto económico. Casos históricos. Historia de la inflación (trueque y metales preciosos). La inflación en términos biológicos y etológicos. Falacias económicas (IV). Desmentido de las falacias más básicas que sobre el concepto de inflación se dicen.

  1. Koke

    Te recomiendo más humildad, porque lo que me he reído con tu artículo…si parece de barrio sésamo…que no digo que esté mal, lo que me pregunto es a quién se lo explicas, que te has currado un artículo larguísimo para explicar obviedades. En cuanto a la relación economía-matemáticas… bueno, me gustaría ver a los economistas enfrentándose a matemáticas de verdad, del tipo integrales triples en campo complejo.

    1. chemazdamundi

      Te recomiendo más humildad, porque lo que me he reído con tu artículo…si parece de barrio sésamo…que no digo que esté mal, lo que me pregunto es a quién se lo explicas, que te has currado un artículo larguísimo para explicar obviedades.

      Me parece obvio que debería haberse leído las primeras líneas del artículo.

      Hola a todos.

      Retomo la serie de artículos “monográficos” dedicados a explicar conceptos económicos en un lenguaje sencillo para el público no entendido en la materia.

      Como observo en los mensajes del privado que es uno de los conceptos por los que más me preguntáis, vamos a hablar de la inflación

      Me parece… No, mejor dicho, SÉ que ha hecho el ridículo.

      Por eso no utilizo la humildad… no puedo. Es imposible: tengo que reírme de «gente» como tú (te retiro el «usted») que hacen el ridículo más espectacular tan sólo con empezar a escribir.

      Por cierto… deberías aprender a escribir correctamente. «Barrio Sésamo», si no te importa. Entre otras.

      Segunda vez que haces el ridículo.


      bueno, me gustaría ver a los economistas enfrentándose a matemáticas de verdad, del tipo integrales triples en campo complejo.

      ¿Quién te ha dicho que NO las tenemos?

      Tercera vez que haces el ridículo.

      Je, y tiene la cara tan dura de pedirme a mí humildad.

      Obviamente, no cumple tampoco con las Normas para poder comentar, que son obligatorias de leer… y que aparecen arriba, a la derecha, en el menú inicial (son BASTANTE visibles).

      Así que, siguientes comentarios, filtrados.

      Creo que es la cuarta vez que hace el ridículo, ¿no? ¡Ay, si resulta que sé de Matemáticas (con mayúscula, igual que Economía)!

      Me encannnta humillar a estos tipos.

      1. natsufan

        XDDDDDDDDDDD

        Chema:

        Y si escribes de forma muy compleja para los que ya tienen conocimientos económicos, te criticarán por hablar sólo para entendidos. Y si no empleas Matemáticas, porque no las empleas. Y si empleas Matemáticas porque las que empleas no le parecerán suficientemente complejas. Y si explicas los conceptos de forma demasiado simple porque los explicas de forma demasiado simple. Y si eres economista porque eres economista. Y si eres sevillano porque eres sevillano. Y si fueras de Valladolid te criticarían porque serías de Valladolid (y eso, como ya nos dijeron desacreditaba nuestro trabajo «enormemente», ¿te acuerdas cuando nos acusaron de ser de Valladolid?).

        La cuestión es la de siempre: fastidiar con lo primero que se les pase por la cabeza. Cualquier cosa. Si no comentan criticando, se mueren de pura rabia, vamos.

        Luego, se les deja en ridículo como haces tú… y lloran.

        Normal.

        Ha sido buenísimo. Ha venido a criticar y ha salido amoratado de la paliza. También es verdad que te lo ha puesto facilísimo.

        ¡¡¡No sido capaz ni de leerse los primeros renglones, XD!!!

    2. ibethk

      Falta que el gran payaso vuelva y diga que no, que las integrales triples no son matemáticas de verdad, y que los Economistas deben enfrentarse a las que si son de verdad, osea, enfrentarse a la criptografía de las curvas elípticas o alguna otra cosa que por supuesto esta persona no conoce porque dudo que ninguna persona que estudie y aprecie las matemáticas menosprecie lo más sencillo sólo para sentirse inteligente. ¿Y que pasaría si los economistas sólo precisaran de herramientas matemáticas sencillas?, siguen siendo matemáticas de verdad, una ciencia no es mejor sólo porque use herramientas más complejas,es mejor porque produce mejores resultados, un Economista, Físico o Ingeniero está interesado en la aplicación de estas, en el resultado y la utilidad de este,no en llenar folios y resolver complejos teoremas. Ese es el el noble trabajo de los Matemáticos, quienes trabajan para proporcionarnos mejores herramientas. Total, si yo quiero hallar el volumen de un sólido en revolución (digamos con forma de pera) no tengo que saber necesariamente integrales triples, o complejas matemáticas modernas.

      Yo creo que hablar de «matemáticas de verdad» ofende incluso a los matemáticos, pues ellos han partido de esas matemáticas que este tipo menosprecia.

      1. chemazdamundi

        Ibeth, cariño… Ese comentario tuyo ha sido lo que yo considero “un regreso apoteósico”.

        Te echábamos de menos y estábamos muy preocupados por no saber nada de ti.

        Te tuvimos presente en el encuentro que mantuvimos MacManus y sus padres en Sevilla este último domingo. Nos lo pasamos en grande. Fue una conversación impresionante. Tocamos prácticamente todos los temas sociales.

        Pero hablemos de ti: ¿han ido bien los exámenes? Me dijiste que tenías que enfrentarte a cálculo y a algoritmia, ¿cierto?

        ¿Y que pasaría si los economistas sólo precisaran de herramientas matemáticas sencillas?, siguen siendo matemáticas de verdad, una ciencia no es mejor sólo porque use herramientas más complejas

        No puede haber más verdad en esa frase.

        Pero lo que de verdad me ha hecho gracia es que ese payaso no se ha molestado ni en averiguar, antes de abrir la bocaza… si se utilizan integrales complejas en Economía. Sí se utilizan. Ja, ja, ja… En Econometría. Yo no las he dado, obviamente, porque mi especialidad (Márketing) tira más hacia la Estadística (gráficas, etc.), pero sí, sí que se usan. De hecho, están en los temarios de las facultades de Ciencias Económicas.

        Ha sido una metedura de pata tan espectacular que todavía me estoy riendo.

        Y como le habéis contestado Isabel y tú, da igual las Matemáticas que cualquier economista utilice… Para este payaso, ninguna valdría. Sólo venía a «trollear».

        Yo creo que hablar de “matemáticas de verdad” ofende incluso a los matemáticos, pues ellos han partido de esas matemáticas que este tipo menosprecia.

        Juego, set… y partido.

        TODAS las Matemáticas son “de verdad”. Sean complejas o sencillas.

  2. ageof

    Gran artículo. Especulo que irá creciendo conforme encuentre nuevos ejemplos históricos, o nuevas falacias que refutar.

    Siempre me ha interesado el origen del dinero (y su evolución), y me gusta mucho cómo lo expone. Particularmente me alegra su afirmación de que el dinero surge de manera espontánea (en contraposición a algún tipo de imposición jerárquica). Esa era una posición que yo defendía (lo reconozco, sin el conocimiento necesario) con otra gente.
    Sobre el trueque, ¿qué es lo que hace a un producto «más moneda» que otro? Por el ejemplo del trigo, diría que es la utilidad (más útil es el trigo que el jarrón), pero… el oro no es útil en sí mismo. He leído sus buenas propiedades como moneda, como que no se estropea con el tiempo y es fácilmente maleable, pero, ¿cómo decidieron en primera instancia utilizarlo? ¿Cómo lo aceptaron?

    El ejemplo de inflación en la sociedad de piedra es interesante. Nos dice que inyectar masa monetaria a lo bruto es malo, pues provoca hiperinflación.

    Sobre Monomotapa no entiendo una cosa. Los portugueses se pusieron a comprar conchas en la India «industrialmente». Entonces, el precio de las conchas allí donde las compraban los portugueses debería haber subido hasta el punto de que apenas les fuera rentable la opepración… claro, siempre y cuando dicha actividad productiva (la de la extracción de las conchas) no fuera llevada a cabo por mano de obra esclava de los portugueses, cosa que desconozco.

    Sobre el oro y su inflexibilidad. Permita que le ponga un ejemplo más exagerado. Imagine una moneda de la que no se imprimen más unidades, es decir, su cantidad es realmente fija (no como el oro, que todavía se extrae). ¿Por qué el empleo de esa moneda frenaría el crecimiento? Sí, tocarían a cada vez menos unidades por persona, pero eso debería producir el efecto contrario a la inflación, deflación, y no necesariamente un empobrecimiento general, ¿no?
    Otra pregunta. Dice que la cantidad correcta de moneda debe acompañar al crecimiento del país. Es decir, si el PIB sube un 2%, la masa monetaria debería subir igualmente. Mi pregunta es, ¿cómo se introduce el dinero nuevo en esa sociedad? Porque, se dé a quien se dé, ese dinero será como si hubiera sido falsificado, pues el dinero no debería darse sin más, sino como pago por algo.

    En el punto 3.9., «La inflación con la expansión colonial europea: el Imperio español (Guanajuato y Potosí, siglo XVI).», me gustaría comentar que dicha inflación (casi hiperinflación, ¿no?) fue estudiada por algunos de los primeros economistas del mundo (si bien aún no existía esa palabra), como Juan de Mariana. Es una pena que no se enseñe en los colegios españoles a nuestros propios científicos y grandes pensadores, que haberlos húbolos.

    Sobre los prestamistas de la edad media, no debemos olvidar que la Iglesia prohibió conceder préstamos con intereses entre cristianos (llamándolo usura) lo que, seguramente, también perjudicó a la economía.

    Respecto al IPC, ¿qué opina de que para su cálculo se hayan incluido las operaciones de cirugía estética?

    Y, una preguntita final, la inflación que hemos tenido en España entre 2000 y 2005, por la que una barra de pan pasó de 35 pesetas a 65 céntimos de euro, por ejemplo (no hablo ya de la vivienda, pues sabido es que había burbuja y eso explica su inflación) ¿a qué se debió?

    Nuevamente, gracias por su artículo y por la molestia de leer mi comentario.

    1. chemazdamundi

      Gran artículo.

      ¡Gracias!

      Siempre me ha interesado el origen del dinero (y su evolución), y me gusta mucho cómo lo expone. Particularmente me alegra su afirmación de que el dinero surge de manera espontánea (en contraposición a algún tipo de imposición jerárquica). Esa era una posición que yo defendía (lo reconozco, sin el conocimiento necesario) con otra gente.

      Porque es un concepto que se entiende intuitivamente. El uso de dinero es un fenómeno social con base biológica.

      Sobre el trueque, ¿qué es lo que hace a un producto “más moneda” que otro? Por el ejemplo del trigo, diría que es la utilidad (más útil es el trigo que el jarrón), pero… el oro no es útil en sí mismo. He leído sus buenas propiedades como moneda, como que no se estropea con el tiempo y es fácilmente maleable, pero, ¿cómo decidieron en primera instancia utilizarlo? ¿Cómo lo aceptaron?

      Pues ésas son las razones, básicamente. Y que no hay que transportar la mercancía directamente.

      He hablado de eso en otros artículos un poco más en profundidad.

      https://chemazdamundi.wordpress.com/2010/02/01/el-dinero-no-es-deuda-xi-%C2%BFes-necesario-endeudarse-para-conseguir-billetes-no-no-lo-es/

      Se empezó a utilizar con formas de moneda en Lidia en torno al siglo séptimo a.C. (pequeños pedazos de metal de formas manejables, apilables, no puntiagudas, y donde se puede dejar visible la marca de acuñación. Pero en formato de barras y lingotes se llevaba empleando desde mucho antes.

      Emmm… lo cierto es que el uso del metal precioso convivió durante milenios con el trueque. Es decir, se impuso con el paso del tiempo. No de golpe y porrazo, ¿entiende? La clave está en la aceptación de la sociedad. Y la sociedad acabó por aceptarlo poco a poco (como los billetes), conforme se comprobaban sus ventajas (su comodidad, básicamente).

      El ejemplo de inflación en la sociedad de piedra es interesante. Nos dice que inyectar masa monetaria a lo bruto es malo, pues provoca hiperinflación.

      Exactamente.

      Sobre Monomotapa no entiendo una cosa. Los portugueses se pusieron a comprar conchas en la India “industrialmente”. Entonces, el precio de las conchas allí donde las compraban los portugueses debería haber subido hasta el punto de que apenas les fuera rentable la opepración… claro, siempre y cuando dicha actividad productiva (la de la extracción de las conchas) no fuera llevada a cabo por mano de obra esclava de los portugueses, cosa que desconozco.

      Sí, en el artículo lo especifico. Los portugueses acabaron pidiendo las conchas como tributo en sus colonias de la India (Goa, Damán, Diu…), ya que el precio de las conchas no hacía más que subir desde el tiempo de los árabes.

      Continúo en otro comentario, que éste se me va a hacer muy largo.

    2. chemazdamundi

      Sobre el oro y su inflexibilidad. Permita que le ponga un ejemplo más exagerado. Imagine una moneda de la que no se imprimen más unidades, es decir, su cantidad es realmente fija (no como el oro, que todavía se extrae). ¿Por qué el empleo de esa moneda frenaría el crecimiento? Sí, tocarían a cada vez menos unidades por persona, pero eso debería producir el efecto contrario a la inflación, deflación, y no necesariamente un empobrecimiento general, ¿no?

      Alto, alto, alto…

      Primero: una cosa es la «deflación» y otra, un “empobrecimiento general”.

      Yo no he empleado el término “deflación”.

      No he dicho tampoco “decrecimiento”.

      Yo he dicho que “frena”, especialmente el avance tecnológico. A eso me refiero con «empobrecimiento».

      Ciertamente, deflación y empobrecimiento no están correlacionados empíricamente:

      Haz clic para acceder a sr331.pdf

      Pero, en líneas generales, a nadie le hace ni puñetera gracia una deflación. Porque mientras se reajusta la relación entre actividad económica y dinero, se producen trastornos de los serios y un empobrecimiento general. Y más, en ese caso radical del que no se puede salir. Se corre el riesgo de entrar en una espiral deflacionista.


      Una vez dado el reajuste, pues todo debería volver a la normalidad. El problema es que con una moneda fija y una sociedad económicamente dinámica o que, simplemente, crece en población, estaríamos todo el día de “ajuste”, ¿entiende?

      Por eso se cambia de moneda. Para evitar tensiones. Justamente tras la Gran Depresión, se abandonó la convertibilidad directa de los billetes en oro. ¡Qué remedio! ¡No podíamos salir del hoyo! ¡Estábamos continuamente de «ajuste»! Y eso duró una década laaaaarga.

      Otra pregunta. Dice que la cantidad correcta de moneda debe acompañar al crecimiento del país. Es decir, si el PIB sube un 2%, la masa monetaria debería subir igualmente. Mi pregunta es, ¿cómo se introduce el dinero nuevo en esa sociedad? Porque, se dé a quien se dé, ese dinero será como si hubiera sido falsificado, pues el dinero no debería darse sin más, sino como pago por algo.

      Se introduce de muchas maneras, pero principalmente a través del sistema crediticio y del pago de deuda pública.

      https://chemazdamundi.wordpress.com/2008/11/02/el-dinero-no-es-deuda-la-deuda-publica/

      En el punto 3.9., “La inflación con la expansión colonial europea: el Imperio español (Guanajuato y Potosí, siglo XVI).”, me gustaría comentar que dicha inflación (casi hiperinflación, ¿no?) fue estudiada por algunos de los primeros economistas del mundo (si bien aún no existía esa palabra), como Juan de Mariana. Es una pena que no se enseñe en los colegios españoles a nuestros propios científicos y grandes pensadores, que haberlos húbolos.

      Hombre, si bien es cierto que no estudié el caso de la hiperinflación en el Imperio español a través de la visión de los escolásticos salmantinos, sí que aparecía en el temario en el mismísimo colegio (concretamente, en Historia de 7º de EGB). En el instituto, ya sí nos centramos en los salmantinos (principalmente como fuente y testimonio del suceso histórico).

      Ya hablé de los escolásticos salmantinos, aquí:

      https://chemazdamundi.wordpress.com/2010/04/27/la-escuela-de-austria-contrastada-pseudociencia-en-economia-presentacion-esquema-de-trabajo-de-una-critica-a-la-escuela-de-austria-los-origenes-de-la-escuela-de-austria/

      Sobre los prestamistas de la edad media, no debemos olvidar que la Iglesia prohibió conceder préstamos con intereses entre cristianos (llamándolo usura) lo que, seguramente, también perjudicó a la economía.

      Sin duda.

      Era un precepto religioso, también lo tenían los musulmanes. Estaba basado en el concepto caritativo de que el valor de algo debería ser siempre el mismo, y pedir interés por algo era ser avaricioso. Según la Iglesia, no se podía pedir interés tampoco porque el tiempo… era patrimonio de Dios.

      Es por cuestiones como ésta que muchos banqueros medievales tanto del mundo cristiano como del musulmán fueron judíos. Si bien ellos tenían un concepto similar de la riqueza en sus libros sagrados… no tenían prohibido pedir con gran interés. La imagen antisemita del usurero judío tiene sus raíces en estos tiempos.

      Respecto al IPC, ¿qué opina de que para su cálculo se hayan incluido las operaciones de cirugía estética?

      Simplemente le digo que en mi sindicato estamos alucinando colores con el nuevo cómputo del IPC. Obviamente, sus razonamientos tendrán… pero nos gustaría comprobarlos, la verdad sea dicha.

      Y, una preguntita final, la inflación que hemos tenido en España entre 2000 y 2005, por la que una barra de pan pasó de 35 pesetas a 65 céntimos de euro, por ejemplo (no hablo ya de la vivienda, pues sabido es que había burbuja y eso explica su inflación) ¿a qué se debió?

      Mire… eso ya es tema para un artículo en exclusiva. Fueron demasiados factores (entrada del euro, deflactación del dinero negro al mercado oficial, etc., etc., etc.).


      Nuevamente, gracias por su artículo y por la molestia de leer mi comentario.

      De nada, hombre.

      No es molestia. Una cosa sí le pido, a usted y a todo el que entre… Por favor, tened en cuenta que esta humilde página trata principalmente de la refutación de falacias en el ámbito económico… y, ya de paso, aprovecho para explicar temas y cuestiones básicas sobre Economía. Pero no pretendáis que entre a resolver personalizadamente cada deuda sobre Economía que tengáis. Sé que son interesantísimas, lo sé. Pero… por eso voy tema a tema. Y muchas de las cuestiones con las que me venís son para hacer tesis doctorales porque su análisis es muy, muy complejo. No me “tentéis” y me hagáis desviarme del camino trazado… porque si no, voy a acabar hablando de todo a la vez y formando un “cacao mental” a cualquiera que entre buscando dudas sobre cuestiones económicas sencillas.

      ¿De acuerdo?

      Yo soy el primero en caer en esa tentación. Cuesta, cuesta resistirse.

      Un saludo.

      1. ageof

        Gracias por la respuesta. Es verdad que a veces pido mucha información.
        Sólo una aclaración. Dije lo de enseñar a los escolásticos españoles en el colegio/instituto porque actualmente no se enseñan (soy de la LOGSE, como se puede apreciar). Por eso no sabía que antes se enseñaban.
        Gracias de nuevo.

  3. Francis Moore Lappé

    Yo quería dar las gracias a Chema por el trabajo divulgativo que hace, y por su labor pedagógica. En contra de lo que alguien ha achacado por aquí me parece muy bien que sea redundante en la explicación de conceptos como la Inflación, que insista en dejar claras estas cosas y que apartir de ahí vaya construyendo un castillo teórico mucho más complejo, porque es la mejor forma de acercar a la gente neófita a una Ciencia Social como es la Economía. Hacer de lo complejo lo sencillo, reducirlo a su mínima expresión, para hacerlo comprensible a todos es algo fundamental dentro de la enseñanza y, por cierto, en muchas ocasiones nada sencillo de realizar.

    Y por no resultar este mensaje sólo laudatorio, quisiera abrir un poco de debate.

    – En el ejemplo que pones de un circuito cerrado, en el que se introducen otras 20 monedas de oro, poniendo por caso que se distribuyeran equitativamente, 2 monedas por habitante, entiendo que para que se diera inflación, el alza de precios tendría que ser superior al dinero en circulación, es decir, si lo que antes valía 1 ahora vale 2, no se produce pérdida de poder adquisitivo, ya que también tenemos una moneda más que antes, por lo que los precios tendrían que subir por encima de 2 para que se diera esa pérdida de poder adquisitivo.

    – La explicación económica que se puede dar incluso al altruismo, al amor o a la solidaridad, ( el potlatch es un caso curioso) partiendo de que culturalmente se pueden crear necesidades ¿ nos abre un camino para potenciar estas relaciones?

    – ¿ Cómo ves los informes Mit sobre los límites del crecimiento?

    http://es.wikipedia.org/wiki/Los_l%C3%ADmites_del_crecimiento

    – Se suele arguir contínuamente que la subida de salarios o la subida de impuestos a las empresas provoca inflación y que por ello no es viable ¿ No es esto ya una excusa y un pretexto político? Quiero decir que bajo esas premisas, utilizadas de forma discreccional, no se podría nunca mejorar los sueldos ni gravar más el impuesto de sociedades.

    Un placer leerte Chema.

    1. chemazdamundi

      Muchas gracias por sus amables palabras.

      – En el ejemplo que pones de un circuito cerrado, en el que se introducen otras 20 monedas de oro, poniendo por caso que se distribuyeran equitativamente, 2 monedas por habitante, entiendo que para que se diera inflación, el alza de precios tendría que ser superior al dinero en circulación, es decir, si lo que antes valía 1 ahora vale 2, no se produce pérdida de poder adquisitivo, ya que también tenemos una moneda más que antes, por lo que los precios tendrían que subir por encima de 2 para que se diera esa pérdida de poder adquisitivo.

      Sí se produce. Ahora el dinero vale menos respecto a las cosas. Los vendedores van a modificar su conducta.

      Ahora, las cosas valen 2 cuando antes valían 1. La moneda ha perdido poder adquisitivo. Necesito el doble de monedas para comprar la misma cantidad de gallinas que antes.

      Obviamente, lo que usted está diciendo es que como TODOS tienen ahora dos monedas les va a importar un pimiento si no modifican mucho la conducta que tenían hasta ahora, no van a sufrir repercusiones muy graves, cierto, pero lo que es inflación, inflación… se ha producido.

      El oro vale menos. Y usted no está teniendo en cuenta la variable tiempo. En el mismo ejercicio anual, imagínese que TODOS o un número grande deciden gastar al mismo tiempo, esas dos monedas… Por ejemplo, miembro nº 6, 7 y 9 le piden cada uno al productor de gallinas, gallinas por valor de 2 monedas de oro… y que se la exijan a la misma relación de precios que tenían el año pasado. El productor va a decir que «y una mierda» y empezará a pedir más y más por sus gallinas. Los efectos se van a notar sí o sí… y los que vengan detrás que no hayan comprado todavía, no van a poder comprar gallinas a una moneda de oro el pack de 10. Si muchos hacen eso a la vez, se va a ir al carajo su economía de circuito cerrado, ¿entiende?

      Em… la inflación no tiene un “tope”. Se produce inflación por el simple y mero hecho de que ahora, las cosas valen más que antes (necesito más monedas para comprar lo mismo que antes), independientemente de sus repercusiones.

      Lo que usted menciona entra más en el concepto de hiperinflación. Yo estoy hablando del concepto de inflación, a secas.

      Lo grave no es que suceda eso en un circuito cerrado y milimétricamente medido (esa situación no se suele dar)… es que suceda en una nación con millones de habitantes, donde algunos suelen concentrar en sus manos la mayor parte del dinero y donde el control es dificilísimo.

      – La explicación económica que se puede dar incluso al altruismo, al amor o a la solidaridad, ( el potlatch es un caso curioso) partiendo de que culturalmente se pueden crear necesidades ¿ nos abre un camino para potenciar estas relaciones?

      Me abstengo de comentar.

      Eso entra más en otras áreas de conocimiento que no es la mía. Entra más en el campo de la Psicología y la Sociología. Pregúntele a MacManus, uno de mis habituales, que es quien estudia Sociología.


      – ¿ Cómo ves los informes Mit sobre los límites del crecimiento?

      http://es.wikipedia.org/wiki/Los_l%C3%ADmites_del_crecimiento

      Leamos…

      si el actual incremento de la población mundial, la industrialización, la contaminación, la producción de alimentos y la explotación de los recursos naturales se mantiene sin variación, alcanzará los límites absolutos de crecimiento en la tierra durante los próximos cien años.

      Pues… eso.

      ¿Qué quiere que le diga?

      Normalmente las sociedades actúan ante este tipo de situaciones autorregulándose. Por eso todos los informes serios incluyen ese famoso… “de mantenernos así”. Normalmente, cuando surge un peligro, no nos mantenemos así. Actuamos biológicamente creando mecanismos de defensa. Ésa es la razón tras el descenso poblacional en la natalidad presente en los países ricos y futuro en el resto el mundo.

      Se suele arguir contínuamente que la subida de salarios o la subida de impuestos a las empresas provoca inflación y que por ello no es viable ¿ No es esto ya una excusa y un pretexto político? Quiero decir que bajo esas premisas, utilizadas de forma discreccional, no se podría nunca mejorar los sueldos ni gravar más el impuesto de sociedades.

      Pues claro que es un pretexto.

      Por esa regla de tres sería inviable recaudar impuestos. Los liberales Y muchos otros «anti-impuestos» y «anti-salarios» parten de la premisa de que cualquier inflación es mala y que si las subidas de salarios causan inflación por poca que sea, hay que eliminar completamente toda subida de salarios. Ya veremos en los próximos artículos cómo eso es una falacia y bien gorda: un poco de inflación (dentro de unos márgenes más que conocidos) puede ser buena e incluso alentar el crecimiento económico.


      Un placer leerte Chema.

      Un saludo.

  4. Francis Moore Lappé

    Pues muchas gracias por las respuestas. Le reitero mi agradecimiento por su labor. Se nota que es una persona honesta y volver a recalcar que la reiteración dentro de la exposición, es una metodología didáctica imprescindible y que muchísima gente se lo va a agradecer. Ahora bien su artículo está excelentemente redactado e incluso para la gente familiarizada con el término inflación es un repaso histórico y antropológico del término muy interesante y que aporta una cosmovisión del concepto impecable. Y discúlpeme que no cumpla la normas para comentar.

    Saludos

    1. chemazdamundi

      Pues muchas gracias por las respuestas.

      De nada.

      Se nota que es una persona honesta y volver a recalcar que la reiteración dentro de la exposición, es una metodología didáctica imprescindible y que muchísima gente se lo va a agradecer.

      Eso espero.

      Lo hago con la sana intención de que la gente aprenda y aprenda bien.


      Y discúlpeme que no cumpla la normas para comentar.

      Sé con quién hacer excepciones.

      Un saludo.

  5. McManus

    Hola, Chema me aludió. Y ahí estoy.

    – La explicación económica que se puede dar incluso al altruismo, al amor o a la solidaridad, ( el potlatch es un caso curioso) partiendo de que culturalmente se pueden crear necesidades ¿ nos abre un camino para potenciar estas relaciones?

    Reconozco que eso entra más bien en el campo de la antropología, campo en donde sólo he dado unas cuantas asignaturas (estoy en tercer curso). Sin embargo, sí me suena lo del potlatch. Conocí dicho fenómeno gracias a Marvin Harris (y su materialismo cultural): http://www.scribd.com/doc/27695098/Harris-Vacas-Cerdos-y-Brujas#outer_page_35

    En teoría… no sería tan altruista. Sí, es interesante explicar la influencia sociocultural, pero jamás te olvides, por favor, de razones más materialistas como los recursos naturales. Verbigracia: Jared Diamond lo hizo. Y nos dio un retrato muy completo y bastante bueno de las sociedades humanas, ajustándose a hechos.

    Quiero hacer un inciso, muy resumido. Las teorías de la cultura han ocupado más de un siglo en los diversos debates de las ciencias sociales. Todo empezó con Franz Boas, como respuesta (por otro lado, loable) a ideas como el darwinismo social (aunque hay que notar que respondían… a manías humanas: eran pseudociencias). Y se siguió avanzando en las teorías de la cultura, con autores como Ruth Benedict. Tuvimos épocas en donde en cualquier sociedad predominaba la cultura, casi olvidándonos de que vivimos acorde a leyes físicas, químicas y biológicas.

    A partir de los 60-70 (con ideas como la Sociobiología o la Psicología Evolucionista -muy discutidas en su momento debido a prejuicios, aunque ahora hemos avanzado y vemos cómo el estudio de la genética humana es muy importante a la hora de trazar la historia de las migraciones-). Poco a poco se está consiguiendo una comprensión más científica de lo que es el humano, con ejemplos como Jared Diamond, Marvin Harris, Desmond Morris, Pinker, Cavalli-Sforza, Livi Bacci, Paul Krugman, Solow, Paul Ekman, Noam Chomsky (en lingüística), etcétera. Aunque no todo el monte es orégano: hemos tenido que convivir con teorías posmodernistas y sus derivadas, como el constructivismo social (que también inciden mucho en lo social/cultural). Queda mucho por hacer, sí. Pero ya tenemos una buena base. Abandonemos el posmodernismo. Avancemos.

    Saludos.

    PD: Chema, ¿qué opinas de mi artículo sobre el PIB? Seguro que con tu ojo económico encuentras algo que se me escapa.

    1. Jabedel

      Quisiera hacer sólo un pequeño aporte de fuentes sobre el asunto del altruismo. Hay que estudiar la ley de Hamilton, Maynard Smith y la selección de parentesco y los trabajos de Price y la selección de grupo. Buscar por ahí también el « dilema del prisionero ». Creo que existe un hueco muy grande a cubrir entre la Sociobiología, la Antropología cultural y la Economía, sobre todo en la percepción por parte de la sociedad en su conjunto de los avances de la ciencia en esta área que no son pocos.

      http://en.wikipedia.org/wiki/Kin_selection
      http://en.wikipedia.org/wiki/Group_selection
      http://en.wikipedia.org/wiki/Prisoner%27s_dilemma

      Jacques.

      1. McManus

        Muchísimas gracias. Pero que muchísimas gracias. No es un «pequeño aporte», ¡ES UN PEDAZO DE APORTE! Lo tuyo me puede aportar pistas más que interesantes sobre el futuro de las ciencias sociales.

        Un saludo.

        1. Jabedel

          Lo mismo puedo decir de lo que ha aportado usted y por supuesto de todo lo que escribe Chema y su mujer. Llevo un mes estudiando y soñando aquí, perdiéndome siguiendo enlaces alrededor del planeta. Benditos conspiranoicos que me han hecho caer en este blog.

          Gracias a todos,

          Jacques.

  6. JavierJerez

    Hola Chema, buenas noches:
    Ante todo eso de la inflación me surge una duda muy tonta que incluso me da vergüenza preguntar (porque supongo que la respuesta será sencilla), a ver… por todo esto que has explicado, ¿no se podría deducir que es utópico que todo el mundo tenga dinero, ya que si esto ocurre el dinero dejaría de tener valor?
    Supongo que me estoy saltando algo importante ¿en qué falla esta duda? ¿en la diferencia de obtener dinero mediante la creación de riqueza y obtenerlo mediante la introducción de más dinero?

    Gracias, saludos.

    1. McManus

      A la primera pregunta:
      Más bien cuando todo el mundo tiene demasiado dinero (es decir, mucha masa monetaria en circulación). El hecho de que todos tengan dinero (como, de hecho, ocurre ya en muchos países desarrollados no es responsable de la inflación en sí) no implica que automáticamente haya más inflación. Más bien ocurre que el valor de los productos subirá mucho como reacción a que todo el mundo tenga más dinero (lee otra vez, que se explica magníficamente ese punto). Por eso dicen que no es bueno imprimir como locos billetes.

      José María, ¿estoy en lo correcto?

    2. chemazdamundi

      por todo esto que has explicado, ¿no se podría deducir que es utópico que todo el mundo tenga dinero, ya que si esto ocurre el dinero dejaría de tener valor?

      No.

      Como te ha dicho Mac, el dinero «pierde valor» cuando hay más dinero QUE ACTIVIDAD ECONÓMICA (o menos actividad económica que dinero).

      El problema no es que todo el mundo tenga dinero, sino que haya más dinero que «movimiento económico que lo refrende».

      Si yo gano 1000€ y la comida me cuesta 500€… es una economía normal.

      Si, de pronto, todos cobramos 1300€… el precio de la comida subirá SÍ O SÍ.

      Si ese proceso no se controla, puede desembocar en una subida continua de los precios, por encima incluso de nuestra disponibilidad monetaria a título personal.

      Es por es que no es bueno que se impriman billetes con abudancia y sin control. Imagínate que, de repente, se imprimieran diez veces más billetes desde la Casa de la Moneda. Los precios subirían porque, al tener más disponibilidad de dinero, la gente acudiría a comprar masivamente. Y los comerciantes subirían los precios en consecuencia (porque sus productos VALDRÍAN MÁS QUE EL DINERO, pedirían más dinero que antes por la misma cantidad de producto).

      Un saludo.

  7. santiago pereira

    Hola,está muy interesante y completo tu blog,con lo único que flaqueo o discrepo por decirlo así es con las tan populares y actualmente peyorativas «teorías de conspiración»,que es un tema que da para hablar,pero bueno,saludos desde Uruguay¡

    1. chemazdamundi

      Un saludo y gracias por el halago… y sí, usted discrepará lo que quiera.

      Pero si quiere echarle un vistazo a las palizas que les hemos metido a las conspiranoias (que no «teorías de la conspiración»), puede pasarse por aquí.

      Ahí hemos resumido (bueno, resumir en este caso es una hipérbole) la crítica a varias de las falsas teorías de la conspiración más conocidas de los últimos tiempos. Le resumo y repito por si no ha quedado claro: lo que hemos combatido durante AÑOS mi mujer y yo no son «las teorías de la conspiración» sino las CONSPIRANOIAS, esto es, las teorías de la conspiración SIN PRUEBAS o CON PRUEBAS FALSAS DETRÁS.

      No es lo mismo una cosa que la otra.

      Espero que le haya quedado claro.

      P.D.: le he desfiltrado el comentario porque se presenta mínimamente y parece inofensivo. Pero no considero que un nombre y una página de Google+ sea meritorio de acreditación suficiente. Cumpla las normas para poder comentar la próxima vez, por favor.

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